viernes, 21 de diciembre de 2012

Recordando…………  a la “Astur Line”

Deseo aclarar en primer lugar qué, todo cuanto yo pueda escribir en el blog del Circulo Marítimo ya ha sido narrado en el libro Mil Años de Mar, si bien, los temas podrán tener un desarrollo más extenso debido a la libertad de espacio del que ahora puedo disponer, y como mi querido amigo Carlos Navarrete me brinda la oportunidad de hacerlo y a mí me gusta recordar tiempos pasados que tanto significaron en mi vida, pues aquí estoy nuevamente para hurgar en el baúl de los recuerdos.
Como esta narración puede ser leída por personas de cualquier edad, ajenas al mundillo marítimo ,creo necesario aclarar que la Astur Line, no es ni más ni menos, el nombre que los marinos que estábamos embarcados en buques que transportaban carbón, llamados comúnmente Carboneros, le dábamos a la flota que se dedicaba al transporte de dicha mercancía, desde los puertos asturianos de Gijón, Avilés y San Esteban de Pravia al resto de la península española, bien para ser utilizado en altos hornos o para el consumo del ferrocarril. Nos parecía desde el punto de vista profesional más digno el de Astur Line que el de Carboneros. Yo, personalmente, permanecí embarcado en el V. Norte desde el año 1952 hasta 1961 , haciendo continuos viajes desde Gijón o Avilés a los diferentes puertos del Mediterráneo, indistintamente desde Barcelona a Málaga para suministrar los depósitos que RENFE tenía dispuestos en el litoral español. Después de nueve años dedicados al transporte de la misma mercancía, no exagero si digo que era un experto consumado en esta especialidad de  cargamento y que podría saber más que cualquier ingeniero de minas. Fueron muchísimos vagones los que vi embarcar en las bodegas del Norte de diferentes clases de carbón y procedentes de diferentes minas de la cuenca asturiana para saber distinguir de que iba la cosa.
El V.Norte  era un barco viejo, de construcción inglesa, cuando yo pisé su cubierta por primera vez ya tenía 64 años, entre lo que se cargaba en sus bodegas y lo que se metía en las carboneras se cargaban 5000 Tns aproximadamente, en navegación se consumían 24 tns por singladura, labor que efectuaban seis fogoneros y tres paleros. La tripulación estaba formada de 36 tripulantes y como dato curioso quiero reseñar antes de que se me olvide, que la nómina que se pagaba cada mes ascendía a 60.000 ptas  incluidas cargas familiares.
El Norte era lo que vulgarmente los marinos denominamos "Candray", era un barco viejo donde no existía otra cosa que la Magistral en el puente alto y la de Gobierno en la caseta de gobierno, ninguna otra ayuda a la navegación exceptuando un sextante y un cronometro, más o menos como todos los carboneros que en aquella época frecuentábamos los puertos asturianos, incluso llegué a mirar con envidia a los que tenían gonio. Embarqué como Alumno de Náutica y mi camarote estaba ubicado junto a la Cámara de Oficiales en la toldilla de popa, era una cámara preciosa, de madera noble y el tiempo parecía no hacer mella en ella; por el contrario la cubierta de la toldilla era  un verdadero desastre, se encontraba en muy malas condiciones y cuando llovía el agua entraba a raudales, el techo lo tenía lleno de latitas de leche condensada para recoger el agua que penetraba y muchas veces dormí con un cubo entre el vientre y las piernas escuchando el caer de las gotas, pero a los 19 años nada de esto te quita el sueño y la ilusión de estar cumpliendo con lo que tanto habías deseado : Navegar.
El Musel (puerto de Gijón) era y es el principal puerto de Asturias, situado al este de cabo Peñas que le da resguardo de los temporales del oeste, pero no lo suficiente en aquella época antes de prolongar los espigones, para evitar en caso de muy mal tiempo, la temida resaca que tantas horas de sueño nos quitó a los marinos que lo frecuentábamos.  Qué marino de aquella época habrá podido olvidar los famosos calabrotes que se usaban durante nuestra estancia en puerto, servidos por Baltazar ( cacique en aquella época en el puerto de Gijón) y que ya a nuestra llegada nos tenían preparados sus amarradores para poder amarrar de punta en el espigón  y las dos anclas fondeadas por la proa, mientras esperábamos turno y orden de carga, y que cuando eso ocurría nos dirigíamos a los puntos de atraque que nos asignaban, después de una ardua maniobra de largar calabrotes y colocarlos colgados a popa, maniobra que cuando había que efectuarla durante la noche y con mal tiempo, a los contramaestres que eran los que llevaban el trabajo más duro de la operación se les escuchaba proferir más de un improperio.  Todo esto entraba dentro de los gajes del oficio, y a pesar de estas molestias e inconvenientes, los que pertenecíamos a la Astur Line preferíamos estar en Asturias y no en otros puertos porque allí considerábamos que estábamos en casa.  Efectivamente, qué marino de aquella época no recuerda los chigres que había en El Musel, con especial mención para El Conchita, donde la hija del dueño siempre tenía unas palabras amables cuando nos veía entrar después de haber realizado algún viaje, y donde irremediablemente se solía terminar la velada de forma ruidosa, cantando la Riancheira ó desde Santurce a Bilbao, sin olvidar Asturias Patria Querida que para eso estábamos allí.  Quien no recuerda la famosa calle Corrida, con sus numerosos cafés, por cierto uno llamado Calabrote (no recuerdo si como apodo) donde se solían reunir bastantes Capitanes y Jefes de Máquinas para contarse sus batallitas, los que todavía no habíamos logrado ese rango nos dedicábamos a romper suelas de zapatos calle arriba, calle abajo detrás de las mozas a ver si se conseguía pescar algo; recuerdo que las asturianas eran muy simpáticas y fáciles de entablar una conversación y amistad, pero recuerdo igualmente la frase que siempre tenían preparada : “no te pases niñin”.  Los mejores momentos para nosotros  eran en verano, cuando se podía ir a bailar a Somió Park o a cualquiera de las muchas romerías que solían haber por la zona, contando además que el buen tiempo nos permitía olvidarnos de la resaca y de los calabrotes que tanto nos coartaban durante el invierno la libertad.
Todo cuanto he narrado entraba dentro de los días que estábamos  esperando turno para cargar, una vez que se recibía la orden de atraque ya cambiaba el panorama, había dos posibilidades de carga: La Renfe solía disponer de dos puntos de atraque, o bien en la zona llamada de Langreo donde se cargaba directamente de vagones de diez toneladas, y que la duración de la carga oscilaba entre cuatro y cinco días ó bien se atracaba en EL Parque, donde se solía cargar a través de cinta y entonces en 24 horas estabas listo para salir a la mar, más atención requería este último sistema pero de cualquier manera, había que estar siempre vigilante, se trabajaba de noche y de día pero no de forma continuada, ya que dependía de la llegada de los trenes directamente de la mina; Cuando había carga en el muelle, los gruistas echaban carbón sin parar, les daba igual que los barcos escorasen mucho o poco, hasta tal punto que más de una vez había que levantarse de madrugada y parar la carga, y esperar a que los estibadores llegasen al mando de su capataz  que de forma eficaz los distribuía por las bodegas  y a un compás lento pero seguro adrizaban el barco. Estos estibadores como los calabrotes que anteriormente mencioné, pertenecían a Baltazar y el capataz que los manejaba se llamaba Manolo Cuiñas, el trato que mantuve con él durante nueve años me hacen recordarlo casi de forma fotográfica.
Avilés (San Juan de Nieva) fue otro puerto de carga que regularmente visitábamos con el Norte, las entradas en este puerto no resultaban muy agradables cuando había mal tiempo y no el suficiente para cerrarlo, una vez dentro y si amarrabas en Raíces podías estar tranquilo porque allí se podía amarrar con dos filásticas, si tenías la mala suerte de que te atracasen en la Dársena era otro cantar debido a que la resaca cuando entraba resultaba muy peligrosa. Yo he visto romper de cuajo los calabrotes y levantar las bitas si estos aguantaban más de la cuenta, por veces la situación era angustiosa y no había más remedio que pedir Practico y cambiar de atraque.
La ciudad para el marino resultaba tan acogedora como Gijón ó incluso más, ya que al ser muchísimo más pequeña todo el mundo era conocido y todo resultaba  más familiar, los marinos teníamos buen cartel socialmente hablando y el punto de encuentro en el centro fue durante mucho tiempo el café Colón, en el que solían hacer bailes los Domingos, el resto de la semana todo consistía en pasear por la plaza al igual que se hacía por la calle Corrida. Pero Avilés tuvo un antes y un después relacionado con la instalación de ENSIDESA, lo que al principio era un pueblo se fue cambiando en ciudad de una categoría económicamente superior, se abrieron cafeterías y otros lugares de ocio y los marinos teníamos la sensación de haber pasado a una categoría inferior, ya que Avilés se vió inundada por Peritos que trabajaban en Ensidesa, nosotros recuerdo que comentábamos el tema diciendo que los peritos se compraban por metros tal era el numero que había, pero para el marino siempre quedaba la oportunidad de quedarse en San Juan de Nieva donde seguían existiendo los puntos de encuentro cercanos a los barcos pero que resultaban un poco mal visto.
A San Esteban de Pravia nunca fui, debido a que el Norte era un buque de mucho calado y nunca podría completar la carga, pero por compañeros sabía que era un lugar parecido a los anteriores en cuanto a trato humano se refiere, incluso más, había las chicas Lloyd que eran conocedoras de todo el tráfico de la flota carbonera, si querías tener noticia de algún compañero bastaba con preguntarles a ella y te daban pelos y señales, me imagino que ya todo eso habrá cambiado.
Antes de finalizar mi relato, deseo decir que a pesar de todas las cosas negativas que conllevaban estar embarcado en un carbonero, fueron de los mejores años de mi vida y desde aquí deseo enviar un saludo cariñoso a cuantas personas puedan leer este recordatorio y que estén relacionados con el mismo por motivos de profesión, pienso que a pesar del tiempo transcurrido alguien puede quedar y que tenga las mismas sensaciones que yo, con todo mi afecto.
                       En Málaga , Diciembre de 2012    Capitán A. de Bonis

viernes, 30 de noviembre de 2012

RECORDANDO……..ANGOLA

 

Gran parte de los años de mi vida profesional han transcurrido navegando por aguas del Atlántico, tanto del norte como del sur, 38 años de mar dan para mucho y a mi mente vienen muchísimos recuerdos de los viajes realizados.

Entre tantos viajes añoro con especial interés los que realicé por las costas angoleñas, y hoy voy a intentar recordar algunos de los episodios vividos durante esa época.

Comienzo por decir que mis viajes a esa zona siempre los realicé estando al mando de algún buque frigorífico perteneciente a la compañía Marítima del Norte, los que en el mundillo marítimo se llegó a conocer como los “Sierras”, y como prácticamente llegue a pisar la cubierta de todos, ahora no recuerdo ni le doy mayor importancia si fue en tal ó en cual los recuerdos que se me puedan venir del disco duro. Marítima del Norte tenía un compromiso con las distintas compañías pesqueras dedicadas al marisco de recogerles las capturas, y al mismo tiempo suministrarles todas las vituallas necesarias allá donde se encontraran, y un tráfico que empezó con los pesqueros faenando en las aguas de Senegal, se fue proyectando poco a poco cada vez más al sur hasta llegar a las aguas de Angola. Con el paso de los años este tráfico fue aumentando y cambiando de acuerdo con las necesidades de los pesqueros que iban descubriendo nuevas playas, en el año 1988 que yo dije adiós a los barcos, ya se había dado la vuelta al Cabo de Buena Esperanza y muchas de las empresas ya tenían la flota faenando en aguas de Mozambique.

Centrándome en Angola puedo decir que durante los muchos viajes que realicé a la zona, jamás encontré malos tiempos, parece como si Eolo se hubiera olvidado que Angola formaba parte del globo terráqueo, a lo sumo que me he enfrentado fue a pequeñas zonas de niebla de poca duración, meteorológicamente hablando, navegar por aguas angoleñas era sinónimo de tener el buen tiempo asegurado. Pocas veces se encuentran zonas de costa donde la naturaleza ha obrado el gran milagro de formar puertos naturales tan abrigados como en Angola, donde el ser humano solamente ha intervenido con el cemento para hacer los muelles de atraque, tenemos los ejemplo de Luanda , Lobito y Tombwa (antiguo Port Alexandre) todos ellos formados casi de la misma forma, con una restinga de arena en forma de brazo que dejaba una amplia bahía bien resguardada de los posibles malos tiempos, y que la única diferencia entre ellas es la mayor o menor anchura de la bocana para acceder al interior de las mismas, los portugueses se encontraron con esta gran bicoca que les ofreció la naturaleza para hacer unos puertos amplios y seguros que durante los años que permanecieron como protectores lo explotaron comercialmente al máximo.

A mi punto de vista, Angola tiene un antes y un después teniendo en cuenta el punto álgido de la independencia. Desde el punto de vista profesional, no se han podido producir muchos cambios porque las arribadas y estancias en los diferentes puertos no han variado. Desde el punto de vista administrativo el cambio fue grande con la salida de los portugueses, y si nos referimos al punto de vista humano el cambio fue enorme por no emplear la palabra brutal. Nuestros viajes se salían bastante de lo normal de un buque mercante que llega a un puerto para descargar una determinada mercancía, que atraca al muelle, descarga y una vez formalizados los trámites burocráticos larga amarras y se dirige al siguiente puerto de escala. Nuestras llegadas a puerto eran esperadas por un gran número de pesqueros que estaban deseando la arribada del mercante para tener la ocasión de poder entrar ellos también y efectuar los trasbordos después de pasar muchas singladuras arrastrando por las costas de Angola, ya que no era solamente efectuar trasbordos del marisco, era también el momento de recibir los pertrechos que necesitaban , los paquetes que recibían de los familiares, encuentros con otros compañeros que se encontraban en la zona, el descanso bien merecido y por qué no, un poco de diversión que en aquella época estaba más que asegurada. Después de tantos viajes a la zona, existía bastante amistad con muchos de los mandos de los diferentes pesqueros, algunos días que el trabajo resultaba más liviano solíamos salir a tierra juntos para disfrutar de un buen plato de bacalao en alguno de los muchos restaurantes que existían en la Restinga. Yo recuerdo aun con nostalgia los buenos momentos pasados durante los trasbordos, los cuales siempre se efectuaban fondeado y con una duración que oscilaba entre los siete y diez días.

Las cosas cambiaron completamente con la independencia, las llegadas a puerto eran un verdadero caos desde el punto de vista administrativo, las autoridades parecían saqueadores profesionales insaciables, a nuestra llegada, la cámara de oficiales se llenaba de gente que lo único que hacían era pedir y pedir . Recuerdo que un viaje me dijeron que el cocinero tenía que prepararles una paella, ahora no recuerdo exactamente como salí de aquel atolladero pero desde luego no comieron paella. Todo cambió, las estancias en puerto ya no resultaban nada de agradable, las salidas a tierra no tenían razón de ser porque los buenos restaurantes estaban cerrados y el miedo a tener alguna clase de problema hacían aconsejable permanecer a bordo y olvidarse de lo que un día no lejano fue Angola. La peor parte de todo este tinglado se la llevo el puerto de Lobito, ya que esta zona quedó bajo el mando de una facción comunista diferente a la que gobernaba en Luanda, más dura y exigente que nos hacía casi humillante los registros que soportábamos a nuestra llegada. Pero lo peor de todo es que se inventaron una forma muy peculiar de evitar que submarinos enemigos u hombres ranas se introdujeran en la bahía aprovechando la entrada de los buques. Mientras los buques enfilaban la entrada de la bahía y hasta llegar a la boya de reviro eran cañoneados por unas piezas de artillería que tenían emplazadas al lado del faro, este transito con su cañoneo correspondiente duraba aproximadamente media hora, media hora que se convertía en una eternidad y que para algunos tenía consecuencias desagradables. Esta situación me recordaba a una película que vi durante mi juventud y que se llamaba Tiburones de Acero, en la cual los submarinos enemigos intentaban colarse en una rada aprovechando la llegada de otros buques. Una vez en el interior de la bahía y fondeados empezaba el calvario del registro de camarotes, mucho más si nuestra procedencia era del puerto de Luanda, ya que como he narrado anteriormente los gobernantes de ambas zonas eran de facciones distintas e intentaban tener la hegemonía completa del país. Al igual que en Luanda, Lobito perdió todo el atractivo que en su día tuvo para los marinos, si mal no recuerdo, aquí incluso se prohibía la salida a tierra porque se encontraba en perenne toque de queda. De cualquier forma ya daba igual porque la ciudad era lo más parecido a un cementerio y permanecer a bordo resultaba más atractivo que salir a tierra.

El último puerto de Angola en su parte sur era Tombwa, una bahía inmensa pero que nunca llegó a tener la importancia de Luanda y Lobito, está enclavada en pleno desierto y allí los portugueses solamente se dedicaron a la manufacturación de productos de la pesca, cuando se marcharon de Angola, aquello se quedó completamente abandonado a la mano de Dios y fue una empresa española llamada Gabrielitos con base en Vigo y Huelva la que intentó poner nuevamente en marcha la vida en aquella hermosa bahía, la ciudad prácticamente no existía, todo cuanto se consumía era transportado por los buques de Marítima del Norte, y todo cuanto los pesqueros de la flota de Gabrielitos pescaban era trasbordado a los Sierra para ser descargado en Vigo ó Huelva dependiendo de que fuera pescado o marisco.

Las estancias en Tombwa eran tranquilas, aquí la vida no había experimentado mucho cambio porque donde no hay nada, nada se puede cambiar; El mayor aliciente de aquellas estancias era la pesca del calamar, una vez anochecido se ponían las pantallas en el costado y todo quizque provisto de la correspondiente potera se ejercitaba en el arte de intentar coger calamares, unos con más arte que otros, pero todos contribuíamos en mayor o menor medida a llenar las bandejas que posteriormente se introducían en los congeladores; en los meses de Julio y Agosto si mal no recuerdo las capturas eran cuantiosas, fácilmente en una noche se capturaban dos o trescientos kilos de calamares. La verdad es que estos episodios los recuerdo con mucha añoranza y es el motivo por el cual me decido a contarlo. Y si los lectores no se cansan ni se aburren en otra ocasión narraré alguna que otra cosilla,

En Málaga, Noviembre de 2012. Capitán A. de Bonis

 

 

sábado, 18 de agosto de 2012

EL HABLA MARINERA



El vocabulario de la gente de mar es una de las grandes tradiciones del arte de navegar y yo me declaro enamorado de esta “jerga” cuyo uso (desgraciadamente) se está perdiendo, incluso en ámbitos en que debería cuidarse de forma especial.
El Capitán Rodríguez Barrientos, tripulante del “Círculo Marítimo-Junta de desguace”, redactó y publicó -en su día- un magnífico y extenso artículo titulado “El habla marinera” cuya lectura recomiendo y que puede obtenerse en el siguiente enlace:

Entrar en www.acta.es y escribir en buscar "rodriguez barrientos"; luego elegir "El habla marinera"

Espero que lo disfrutéis.

viernes, 10 de agosto de 2012

DOS FOTOGRAFIAS


María del Mar, la fotógrafa, que es Capitán de la Mercante, eligió dos buenas oportunidades para disparar su cámara.

La primera, tomada desde el frigorífico "Sierra Nava", es una perspectiva de un  portacontenedores  por el  canal de Suez, que parece hacer la "travesía del desierto"


La segunda, obtenida en el fondeadero de Puerto Madryn (Patagonia argentina), desde la gatera de proa, muestra un lobo marino sesteando sobre el bulbo del "Sierra Gredos".




jueves, 17 de mayo de 2012

El B.I.O. "Sarmiento de Gamboa" en Málaga


Esta mañana he estado visitando el Buque de Investigación Oceanográfica “Sarmiento de Gamboa”, amarrado en el Puerto de Málaga para un descanso en la campaña de prospección sísmica que está realizando en el Mediterráneo.
El buque fue botado en 2006, tiene su base en Vigo y fue bautizado con el nombre de Pedro Sarmiento de Gamboa (1530 - 1592), marino, explorador, escritor, historiador, astrónomo, científico y humanista español.
Puede obtenerse una información histórica y técnica completa en el siguiente enlace:
Añado unas cuantas fotos de mi visita para ilustrar el porte y los interiores de este magnífico buque de investigación oceanográfica,








domingo, 13 de mayo de 2012

La Autoridad Portuaria y la asociación Círculo Marítimo firman un acuerdo para el uso de la capilla del Carmen




martes, 8 de mayo de 2012

La SEMANA MARÍTIMA EUROPEA en Málaga





La Ciudad de Málaga acoge la celebración del Día Marítimo Europeo, en torno al cual se han organizado múltiples eventos durante toda la semana: exposiciones, charlas, conferencias, concursos, regatas, etc.

El Programa de actividades puede descargarse en el siguiente enlace:

http://www.omau-malaga.com/noticias/ficha.asp?item=860

martes, 21 de febrero de 2012

El mar que nos une: Campus del Mar

Quizás sea de interés para los miembros del Círculo Marítimo saber que Andalucía ha sido agraciada recientemente con la creación del Campus de Excelencia Internacional del Mar, en el que participan las Universidades de las provincias con fachada marítima (Universidades de Almería, Granada, Málaga, Cádiz y Huelva), junto con numerosas Instituciones orientadas al estudio del mar, como El Instituto Español de Oceanografía (IEO), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT), el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA), el Real Instituto Observatorio de la Armada (ROA), el Instituto Hidrográfico de la Marina (IHM), el Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (CAS-IAPH) y el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA).

Las áreas objetivo de este Campus cubren las Ciencias, los Recursos, la Gestión, las Ingenierías y la Cultura del mar.

En el siguiente enlace puede verse un vídeo de unos 7 minutos en el que se presenta este Campus, cuya página oficial es www.campusdelmar.com.

Vídeo: http://www.campusdelmar.com/esp/videogaleria/presentacion-cei-mar

En dicha página también pueden leerse algunas noticias algo desalentadoras sobre el estado actual de desarrollo de todos los Campus de Excelencia creados en España: la crisis no perdona a nadie y, además, estamos sujetos a cambios de gobierno y pendientes de unas elecciones autonómicas que hacen que estos procesos se detengan hasta que los nuevos responsables de la política nacional y regional tomen cartas en el asunto.

domingo, 15 de enero de 2012

NAUFRAGIO Y ABORDAJE

Los que en su dia elegimos esa forma tan peculiar de entender el mundo como es el ser " MARINO", nos solidarizamos con todas aquellas personas que han sufrido las inclemencias de ese terrible accidente ocurrido frente a las costas italianas .
Igualmente con las del abordaje del Milleniun II y New Glory 
VISTA DEL COSTA CONCORDIA SEMIHUNDIDO



VISTA DEL MILLENIUM II Y DEL NEW GLORY EN SU ABORDAJE EN AGUAS DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR