jueves, 24 de marzo de 2022

Capítulo L - 4ª parte - Recuerdos Náuticos de Rogelio Garcés Galindo, Capitán de la Marina Mercante, Comisariode Averías, Master Mariner, perteneciente al "CÍRCULO MARÍTIMO - JUNTA DE DESGUACE" de Málaga.

Escrito de Rogelio Garcés Galindo, Capitán de la Marina Mercante, Comisario de Averías, Master Mariner, perteneciente al "CÍRCULO MARÍTIMO - JUNTA DE DESGUACE" de Málaga.

 

Aunque de momento no he podido ver la sentencia del juicio que se celebró por el hundimiento del buque “Stabia I” y por el fallecimiento de todos los tripulantes, con excepción del Jefe de Máquinas, voy a dar mi opinión sobre la actuación del algunas de las personas y de instituciones implicadas.

 

Cuando escribí el capítulo de mis “Recuerdos Náuticos”, en la parte dedicada a este buque, daba una opinión sobre dicho accidente basada en lo poco que sabía del mismo que, en su mayor parte, venía de la Capitanía del Puerto de Salerno y otro poco por la prensa y la televisión.

 

1º Capitán, Azaria Costigliola.

 

Tenía que desembarcarse en el puerto de Baia (Salerno) para disfrutar de su período de vacaciones, pero el Armador le pidió que continuara porque el Capitán que debía hacerle el relevo no estaba disponible. Los Armadores abusan de que el puesto de Capitán es un puesto de confianza y que cuando ellos quieren pueden quitarlo, de ahí el abuso y seguramente el motivo por el que el Capitán Costigliola siguiera en espera de que se presentase en el próximo puerto.   

 

Como no pudieron atracar el día 27 de diciembre de 1979 a la llegada a Salerno por falta de sitio disponible en el muelle, por ello fue desviado a Baia, donde estuvo atracado hasta que volvió a Salerno, llegó el día 3 de enero de 1980, donde iban a cargar para un nuevo viaje y aunque según le había comunicado el Armador, Tommaso Viola, las autoridades del puerto de Salerno le habían prometido que atracaría a la llegada.

 

Hay que imaginarse la decepción que se llevaría el Capitán Costigliola, cuando a la llegada no lo atracan y le dicen que fondee en espera de atraque. Teniendo en cuenta que su esposa estaba a punto de dar a luz, cosa que ocurrió a los pocos días del naufragio y el capitán que debía hacerle el relevo no se había presentado.

 

En cuanto al lugar del fondeo no fue el mas apropiado y, dado que estaba muy cerca de la escollera, debió cambiar de fondeadero más a levante. De haberlo intentado, seguramente se le habría presentado el problema del arranque del motor principal, pero hubiese tenido mas tiempo para pedir un remolcador o cualquier otra ayuda.

 

Lo único que se le podría reprochar era el lugar donde fondeó.

 

2º Capitán, Gino Guasco.

 

Nunca sabremos el motivo por el que no embarcó, pero hubiese sido muy oportuno que le llamaran para dar su versión de dichos motivos.

 

3º Jefe de Maquinas, Vincenzo Scotto di Fasano.

 

Se salvó porque el mar lo llevó al interior del puerto, ya que con el mar y el viento que hacía no pudo hacerlo nadando, aunque llevase el chaleco salvavidas puesto.

 

Fue condenado a dos años de prisión, pero me gustaría saber en qué se basaron los jueces para condenarlo.

 

En el comunicado que realiza de que la Autoridad Portuaria le habría respondido al Capitán Costigliola referente a que al tener un ancla solamente sería un suicidio la entrada pudo suceder, pero antes de las cuatro de la tarde, ya que desde esa hora permanecí en el puente y la única comunicación que tuvo con tierra fue la petición de un remolcador.

 

No logro entender que la Autoridad Portuaria dijera que atracar con un ancla solamente sería un suicidio cuando le había derivado a Baia, donde atracó y salió solamente con un ancla, un puerto mas pequeño e imagino que con menos medios.

 

Referente a que el Jefe de Máquinas había dicho que después de que se parara el único motor en funcionamiento había reunido a toda la tripulación en cubierta y le había hecho utilizar los chalecos salvavidas, en la última conversación que tuvo el Capitán, fue conmigo, y en ningún momento me comentó lo que dice el Jefe de Máquinas, y prueba de ello es que los cuerpos que se recuperaron no llevaban los chalecos salvavidas puestos.     

 

            En cuanto a las declaraciones que hace Domenico Magliulo, cuñado del Jefe de Máquinas, que solamente tenía 1 tanque doble fondo de lastre, demuestra que no debía ser un gran profesional, ya que estos tanques dobles fondo se pueden llenar por gravedad sin ayuda de bombas para ello.  

 

         El motor no arrancaba porque solamente las bombas de enfriamiento absorbieran solamente aire, ya que las tomas de agua están bastantes mas bajas que la línea de flotación del buque, según el Capitán el problema era que la bomba no funcionaba.

 

         Está de acuerdo Domenico Magliulo o repite las palabras del Jefe de Máquinas de que todos estaban en cubierta con lo chalecos salvavidas o intenta proteger al Jefe de Máquinas.

 

         ¿Cómo es posible que el Jefe de Máquinas, Vincenzo Scotto, propusiera al Capitán encallar el barco en un flanco en el acantilado del puerto si no podía disponer de la máquina para desplazar el buque?. No hubo ninguna maniobra, ya que cuando yo estaba hablando con el Capitán me lo habría comunicado.

 

         No pudo haber ninguna maniobra y que se abrió una fuga en el lado distinto al que debía encallar es totalmente incierto, solamente hubo un sólo golpe, muy fuerte, estaba en comunicación con el Capitán y lo oí a través de la radio, y sus últimas palabras fueron “SE ACABÓ, SE HA DESFONDADO”.

 

         Después de toda esta información y aunque también se dice que era posible que no estuviese a bordo y se hubiese lanzado al agua desde el muelle, pero ¿cómo podía tener el chaleco salvavidas puesto?, los chalecos estaban en el buque y todos tendrían el nombre del buque pintado sobre el mismo.

 

         Más me inclino a pensar que no estaba en la sala de máquinas y que se lanzó al agua mucho antes de que buque fuese sobre la escollera.

 

         Otra cosa que hubiese sido de gran ayuda era saber el tipo de ropa que llevaba puesta cuando apareció en el muelle, normalmente en una maniobra se está con ropa de trabajo.  

 

4º Armador, Tommaso Viola.

            

            Da la impresión que es una persona que dirige una empresa como mera figura decorativa y que los verdaderos dueños están detrás, y lo primero que llama la atención es la compra del barco por 120 millones de liras y el seguro del mismo por 250 millones de liras.

 

          O bien compraron el buque a un precio muy barato, cosa que no creo pues las gangas no existen, o esperaban que el buque se hundiese o se perdiese pronto para cobrar el seguro y tener unas buenas ganancias rápidas y desde tierra, ya que ellos no estaban a bordo.

 

         Me parece muy corta la sentencia de 2 años de cárcel cuando por negligencia suya, el buque no estaba en perfectas condiciones de navegabilidad.   

 

         Me imagino que al igual que pasa en otros países, la ley es muy floja en cuanto a castigo de los negligentes, en las condiciones que estaba el buque nunca debió salir a navegar sin haber reparado todas las deficiencias.

 

         Sobre la promesa de que el buque atracaría a la vuelta al Puerto de Salerno, no sé si se pudo comprobar que así era y que el Capitán del Puerto le había prometido el atraque a la llegada.

 

5º Capitán del Puerto de Salerno, Antonino di Salvo.

 

            No logro entender cómo, si el barco no estaba en condiciones para atracar en el Puerto de Salerno, lo envió al puerto de Baia donde atracó.

 

         Tampoco logro entender cómo el Capitán del Puerto de Baia permitió la salida del buque, que llegó a este puerto con deficiencias, y que no fueron reparadas.  

 

         Y cómo, de vuelta a Salerno no tuvo preparado atraque antes de que saliese de Baia, y preparado un remolcador por si fuese necesario.

 

         Creo que sobran pruebas en lugar de faltar para haber condenado al Capitán del Puerto.

 

         El bote salvavidas que vistes en el puerto de Salerno, era algo que no interesaba a nadie, bien por que al igual que el buque no estuviese en condiciones o por cualquier otra cosa que no interesaba que saliese a colación.

 

         Esta es mi manera de pensar después de la información recibida de Mauricio Guadagno, fallecieron unas personas que no tenían culpa de nada, solamente trataban de ganarse la vida en lugar de ello la perdieron, los que más culpa tenían (Armador) en esta desgracia por desidia solamente les condenaron a dos años de cárcel y me gustaría saber también el tiempo que cumplieron y el Capitán de Puerto por no ejercer debidamente su autoridad libre por falta de pruebas.

         

         Espero poder tener acceso a la sentencia final para así estar más informado y si he de cambiar de opinión hacerlo.

 

         Mi recuerdo a Enrique Guadagno, muerto muy joven, ya que gracias a su hermano he tenido acceso a esta información y espero que quien lea estas letras piense en él y en todos los que fallecieron, y en las familias de todos ellos, especialmente a aquellas que no pudieron encontrar a sus familiares, descansen en paz.

 

    

viernes, 4 de marzo de 2022

Capítulo L - 3ª parte - Recuerdos Náuticos de Rogelio Garcés Galindo, Capitán de la Marina Mercante, Comisariode Averías, Master Mariner, perteneciente al "CÍRCULO MARÍTIMO - JUNTA DE DESGUACE" de Málaga.

Escrito de Rogelio Garcés Galindo, Capitán de la Marina Mercante, Comisario de Averías, Master Mariner, perteneciente al "CÍRCULO MARÍTIMO - JUNTA DE DESGUACE" de Málaga.


La hoja del PERIÓDICO DE NAPOLES del 4 de mayo de 1986 los divido en dos partes:

         

         1ª El Misterio del “STABIA I”.

 

         2ª Era solamente una carreta.

 

1ª EL PERIÓDICO DE NÁPOLES 04.05.1986

 

Los jueces de la Sección Cuarta del Tribunal de Apelación de Nápoles llamados a dictaminar

 

LOS MISTERIOS DEL STABIA I

 

El dramático naufragio en el puerto de Salerno

 

Las dramáticas fases que en la noche del 4 de enero de 1979 precedieron al hundimiento del barco motor “Stabia Primo”, un viejo carro de mar de 1.515 de arqueo bruto, propiedad de Rotary Traffic, con sede en Nápoles en Via San Carlo, en el que perecieron 12 de los 13 tripulantes, será llamado el 7 y 8 de mayo ante los jueces de la sección penal IV del Tribunal de Apelación de Nápoles. El voluminoso y, en algunos aspectos, inquietante expediente judicial fue transmitido al poder judicial napolitano por los jueces de la IV Sección Penal del Tribunal de Casación, llamados a pronunciarse sobre los motivos de la apelación por el Fiscal de primera instancia, Dr. Claudio Tringali, y el Fiscal General de la Sentencia de Apelación, dott. Nicola Bocassini y, finalmente, de la defensa representada por los abogados Ferruccio Guerritore y Dario Incutti del Juzgado de Salerno, Mario Porzio del Juzgado de Nápoles.

 

Ante los jueces del Tribunal de Salerno, el Capitán Antonino di Salvo compareció por primera vez como acusado, en el momento de la tragedia, Comandante de la Capitanía del Puerto de Salerno, acusado del hundimiento por negligencia; El jefe de máquinas Vincenzo Scotto de Fasano, de Procida, único superviviente de la tripulación, y el capitán Tommaso Viola, director de la naviera, acusado de naufragio negligente y homicidio involuntario.

 

El juicio duró mucho y concluyó el 30 de junio de 1982 con la sentencia de Tommaso Viola a la pena general de 5 años de prisión además del pago de las costas procesales de la prisión preventiva; con la absolución "porque el hecho no existe" del comandante Antonino di Salvo; con la absolución «por falta de pruebas» del jefe de Maquinas Vincenzo Scotto di Fasano.

 

         Es lógico pensar que el Director de la Naviera fuera condenado, dado a las múltiples negligencias con las que el buque “Stabia I” estaba navegando. No entiendo la absolución del comandante Antonino di Salvo basada en que el hecho no existe, cuando se había hundido un buque y había 12 personas fallecidas. Y me ocurre lo mismo con el jefe de máquinas Vincenzo Scotto di Fasano, por falta de pruebas, y no quiero decir que fuese culpable de algo, pero es raro que hubiese abandonado la sala de máquinas y su declaración de que todos lo tripulantes tenían el chaleco salvavidas puesto cuando ninguno de los cadáveres rescatados lo tenía puesto. También hubiese sido necesario conocer su relato de como llegó a salvarse, ya que no se si fue preguntado por ello en el juicio. 

 

La sentencia traicionó las expectativas de las numerosas partes civiles y no dejó de despertar, al momento de leer el dispositivo, las reacciones de los familiares de las víctimas que habían formado un comité.

 

Apelación inmediata del Fiscal de Salerno contra el Comandante del Puerto y el Fiscal General de Salerno para los tres acusados. Recurso también de los defensores de Tommaso Viola y Vincenzo Scotto di Fasano.

 

El 19 de diciembre de 1983, los jueces del Tribunal de Apelación de Salerno declararon inadmisible "por falta de exposición de los motivos" el recurso del Fiscal General contra la sentencia del Tribunal de Salerno contra los acusados ​​Tommaso Viola y Antonino di Salvo.

 

En cambio, Vincenzo Scotto di Fasano fue condenado a dos años de prisión.

 

Me gustaría saber en que se basaron los jueces para condenar al Jefe de Máquinas, y que hay veces que pienso que no estaba a bordo del buque cuando se hundió.

 

Reducción de la pena de 5 a 3 años para Tommaso Viola.

 

Absolución ya no porque “el hecho no existe”, sino por “pruebas insuficientes” del Comandante Antonino di Salvo.

 

El Fiscal General y los defensores de los tres imputados apelaron contra la sentencia.

 

La IV Sección Penal del Tribunal de Casación, el 22 de octubre de 1984, anuló la sentencia por “defecto de motivación con aplazamiento del juicio para un nuevo examen en el Tribunal de Apelación de Nápoles”. 

 

Hace siete años, entre las 20.30 y las 21.00 horas del 4 de enero, el barco motor “Stabia I °”, anclado en la rada a la espera de entrar en el puerto para realizar operaciones comerciales consistentes en la carga de sacos de sémola para Argelia, se hundió en el brazo de mar del nuevo puerto comercial a unas decenas de metros de la playa.

 

Doce de los trece tripulantes murieron en el naufragio.

 

El único superviviente fue el ingeniero jefe Vincenzo Scotto di Fasano, de Procida, que con el Sea Force 8 estaba en cubierta en lugar de estar en la sala de máquinas.

 

         Ya lo comento anteriormente, a menos que el Capitán hubiese dado la orden de abandono del buque, debía encontrase en la sala de máquinas cumpliendo con su obligación, y no estaría él solo, habría mas tripulantes esperando el abandono del buque, y en mi conversación con el Capitán, nunca me dijo que se iba a abandonar el buque, probablemente debió hacerlo y tratar de evitar la tragedia, cosa que no era muy probable, pero debió intentarlo. Creo que en todo momento espero que se mandara un remolcador en su ayuda, pero éste no llegó nunca.

 

Se salvó dejándose llevar por las olas hasta el practicable interior del rompeolas interior. Una tragedia absurda, impensable, que podría haberse evitado si el puerto de Salerno hubiera sido equipado, al menos, para rescatar buques en dificultad con mar superior a la fuerza cinco (circunstancia que surgió del informe técnico ordenado por el juez de instrucción de Salerno, Dr. Santaniello). El mar devolvió los restos del Capitán del barco Azaria Costigliola di Bacoli; El oficial de cubierta Antonio Lavedera Lubrano, de 39 años, de Monte di Procida; el ingeniero asistente Raffaele Schiano di Cola, de 21 años de Monte di Procida; el jefe de máquinas  Domenico Lomoriello Schiano, de 21 años, de Monte di Procida; la cocinero de 60 años Tobia Balzano de Torre del Greco; el marinero Luigi Perna de Torre del Greco, el marinero de Cubierta Vincenzo Campagna, 20 años de Torre del Greco, el mozo Maurizio D’Urso, 17 años de Maiori, en su primer embarque; del joven ingeniero asistente Giovanni Gargiulo, de 21 años de Castellamare di Stabia.

 

El joven Enrico Guadagno, de 19 años, de Amalfi, está desaparecido en el mar, obligado a embarcar por las precarias condiciones económicas de su familia; el mozo Francesco Massa, 20 años de Piano di Sorrento; el marinero Pietro Magliulo de 20 años de Herculano.

 

Sus cuerpos aún se podían encontrar entre las sábanas retorcidas de los restos ahora reducidos a una masa informe.

 

Los familiares de las víctimas, ya un año después del naufragio, indignados y decepcionados por la falta de recuperación del naufragio, informaron el ministro de Marina Mercante de la época Franco Evangelisti y el director general del mismo Dicasterio al Fiscal de Salerno, “por omisiones de actas oficiales”.

 

La Capitanía del Puerto de Salerno también emitió una orden de recuperación de la carga cuya presencia, cerca del muelle del rompeolas y a unas decenas de metros de la playa, constituye un peligro.

 

         El buque estaba en lastre, ya que había descargado en Salerno y enviado a Baia para volver después a Salerno para hacer reparaciones, no debía tener carga a bordo y no entiendo esta orden de la Capitanía del Puerto de Salerno.

 

No se ha especificado en aplicación de una regla específica del Código de Navegación dentro de cuánto tiempo deberá llevarse a cabo "la operación de recuperación".

 

Y el naufragio del barco “Stabia I °”, ya muy manipulado por “chacales de mar” a una profundidad de 12 metros.

 

Los llamamientos para la recuperación de los restos del naufragio tuvieron el único efecto de crear un vasto movimiento de opinión en torno al “caso Stabia”.

 

Las consignas “Justicia para las víctimas de Stabia I °”, “ Recuperar los restos del naufragio”,  “Mayor protección de las condiciones de vida y de trabajo de los marinos” no han movido la proverbial y atávica inmovilidad de las instituciones.

 

Los abogados civiles Gerardo Grisi y el prof. A Ugo Maria Failla y Antonio Coppola (este último para la Cassa Marittima Meridionale) se les tomó una serie de fotografías para demostrar qué y cuánto daño ha causado el naufragio a las estructuras portuarias en los últimos años y cuántos puede causar, quizás incluso irreversible y peligroso, para la navegación, si no se recuperara.

 

Los expertos también afirmaron que el siniestro es recuperable no por flotabilidad sino por seccionamiento con un compromiso económico de 300 millones.

 

La operación de recuperación después de siete años aún no ha comenzado. ¿Por que? ¿No sabe o no quiere saber quién es el responsable del gasto?

 

Enzo Todaro

         

2ª Era solamente una carreta.

 

ERA SOLAMENTE UNA CARRETA.

 

El buque a motor “Stabia I°”, arqueo bruto 1.515 toneladas, era propiedad de Rotary Traffic S.p.A. con capital social de 5.000.000 liras y con sede en Nápoles en Via San Carlo, 26.

 

Construido en 1947 en los astilleros ingleses Swan, Unter & Wigham Richardson Wallsend, con casco de acero y motores instalados bajo la supervisión de la British Corporation, el “Stabia Iº” había izado la bandera inglesa hasta 1970 con el nombre “Mercian” propiedad de “Westcott & Maurence. Panameña en 1977 y, finalmente, la bandera italiana con el nombre de “Stabia I°” de diciembre de 1977.

 

En el Registro Naval italiano, el “Stabia I°” se registró con el núm. 58237 y ambos en el suplemento de mayo y junio de 1978, siempre en el transcurso de la primera visita de clasificación.

 

Comprado por 120.000.000 liras, el “Stabia I°” estaba asegurado por 250.000.000 liras con la Compañía de Seguros del Sur de Nápoles. La póliza expiró el 10 de enero de 1979. Seis días después del naufragio.

 

         No es corriente asegurar un bien por el doble de su precio, pagando mucho más alta la prima del seguro, a manos que se haya pagado un precio muy bajo por el buque o que se espere otro final para el mismo.

 

La tripulación, durante el último viaje, estaba formada por 14 hombres, muchos de los cuales eran muy jóvenes y estaban en su primer viaje.

 

Los dos marinos que sobrevivieron fueron el ingeniero jefe, Vincenzo Scotto di Fasano, y el marinero Antonio Candurro.

 

El primero que escapó milagrosamente del naufragio. El segundo que aterrizó en Baia ya no pudo embarcarse.

 

En la foto, la señora en el suelo es mi madre, debajo está escrito: "El dolor de una madre que ha perdido a su hijo".

 

         Por todo lo visto anteriormente, se puede deducir que, la información por la cual se resuelve el juicio, es verdaderamente escasa y poco fiable, y en lo que a mi declaración ante el juez en Salerno, fue basada en la situación del buque y en la corta conversación mantenida con el Capitán Azaria, en esta conversación solamente me comentó que el buque iba garreando hacía la escollera, y a los pocos minutos, cuando golpeó en la escollera la conversación se terminó.

 

         Años mas tarde, recibí una citación, relacionada con este hecho, me presenté en los juzgados de Málaga y allí tenían una pregunta que el juez o los jueces encargados de este caso me hacían. Como en mi declaración en Salerno, había comentado que por la tarde había visto el cariz del cielo y mar y como no me gustó, me había subido al puente e incluso había cenado allí un bocadillo. Poco mas tarde se desencadenó la tormenta que llevó al buque “Stabia I” sobre la escollera. La pregunta que me hacían era si había podido cenar en el puente del buque. Como es lógico contesté que si, pero que la cena había un bocadillo.

 

         Me pareció una pregunta que no llevaba a ninguna conclusión, o bien de una persona que no sabe lo que es un buque. Como Perito y Comisario de Averías los he vivido algunas veces en los juzgados, e incluso con los abogados con los que he trabajado a los que he tenido que explicarles muchas cosas para que pudieran entender como ocurren las cosas en los barcos y así saber preguntar y comprender las contestaciones.    

 

         Fui citado algunas veces mas al juzgado para responder a otras preguntas de los jueces italianos, pero eran de tan poca consideración que me ha resultado imposible acordarme de ellas.

 

         Posteriormente recibí de Mauricio una fotocopia de una hoja del periódico L’Unita del 6 de enero de 1979, adjunto una copia de la misma y la correspondiente traducción y comentarios.

 


La Unidad Sábado 6 de enero de 1979.

 

En el muelle de Salerno, en conversación con familias desgarradas por el dolor.

 

La angustiada expectativa de los familiares es en vano.

 

Solo se han recuperado tres cuerpos - Ira por una tragedia evitable -El cuñado del único superviviente hace algunas acusaciones contra la Autoridad Portuaria y el capitán del buque - Uno de los tripulantes se salvó porque había llegado tarde para embarcar en Baia - El último intento de los hombres que iban a bordo - Los familiares de los marineros se dispersaron en el muelle. Al lado: una parte del naufragio del Stabia I que emerge del fondo. En la foto pequeña: Antonio Candurro, salvado por llegar tarde al embarque.

 

SALERNO - El muelle Manfredi del puerto de Salerno, columna vertebral de la antigua estructura de un puerto ahora inundado y, por tanto, más receptivo al tráfico comercial del bajo Mar Tirreno, está atascado con decenas de coches. Los coches de los familiares de los marineros del "Stabia I", de las víctimas de esta repentina tragedia, que tuvo lugar en menos de un cuarto de hora cerca del puerto y de la que también estamos hablando en otra parte del periódico.

 

Está la hermana de Antonio Lubrano, el primer oficial, está el cuñado del capitán, el ex capitán del barco (en ese momento se llamaba “Liverpool”) y también hay novias, hermanas, madres de los marineros desaparecidos. Es impresionante: la mayoría de los que aparecieron eran muy jóvenes, algunos tenían diecinueve. Raffaele D'Urso, por otro lado, tenía solo diecisiete años y era de Malori, una ciudad cercana a Salerno.

 

Antonio Candurro. Treinta años, mira a su alrededor con una mirada fija, casi asombrada, cortando la desesperación que lo rodea, serio, rompiendo con palabras un tanto inconexas, muy emocionado como está, el plano de los familiares de las víctimas de este naufragio: También es marinero del barco hundido.

 

No estaba en el “Stabia I” en el momento de la tragedia porque, primero llegó a Salerno partiendo del pequeño puerto de Baia, donde después del viaje a Argelia había parado por daños, había llegado tarde, no había sido posible embarcar y había llegado a Salerno anteayer con su barco.

 

Todos éramos amigos - dice con la voz rota por la emoción, tomando su cabeza entre sus manos mientras lo interrogamos; mira a las personas que lo rodean con la mirada casi ausente - Perdí a algunos hermanos, e inmediatamente después de repensar, nacen unas palabras de esperanza – “Pero ojalá alguien se salvara, que estuviera bien”.

 

Un padre, al darse cuenta de que estamos tratando de saber algo más, se le acerca, pero no nos dice su nombre: sus ojos ya están hinchados por el cansancio de una noche de insomnio y la desesperación; es un trabajador. “Espera - dice casi para prometernos algo - ahora no puedo, pero después te cuento algo sobre cómo se hundió el barco”

 

 

Se da vuelta y sale corriendo, se dirige hacia una mujer que mira al agua y solloza a gritos apoyado por sus amigos, como para mirar dentro de la imagen de su hijo. “Ahí está la madre, ahora no puedo decirte nada - nos dice el hombre dándose la vuelta - ahí está la madre, la madre de mi hijo”, abrazando a la mujer.

 

De esta persona no se vuelve a saber nada más, y decía que sabía algo sobre el hundimiento del buque.

 

Un pequeño llanto. Ellos están reportando en el suelo un cadáver: después quedan dos, los que traen los hombres asignados a los registros.

 

“Uno de los cuerpos levantados seguía sangrando - grita Giuseppina Lavadora Lubrano, hermana del primer oficial, más tarde reconocido, aunque aún no oficialmente entre los cuerpos recuperados - las heridas aún estaban frescas; es decir, habían muerto recientemente, por lo que se podía hacer más en las labores de recuperación, y en lugar de cadáveres se habrían llevado a tierra los marineros que aún estaban vivos”.

 

El barco estaba prácticamente con una sola ancla, el cabrestante estaba roto y el motor no estaba en buen estado, por el contrario, era fatigoso - dijo una joven, también familiar de uno de los marineros que apareció - y murieron también porque no estaban lo suficientemente preparados desde tierra para enviarle ayuda. “Ayuda, ayuda, nos hundimos”, fue la última frase enviada desesperadamente por el carguero hundido.

 

         Pienso que es la forma de expresarse de un periodista que no entiende de términos marineros, al decir que estaba prácticamente con una sola ancla, ya que quedado claro por declaraciones anteriores que sólo tenía un ancla, y que el cabrestante estaba roto. Los buques suelen tener a proa dos anclas y dos cabrestantes o maquinillas, a babor y estribor y si estaba a falta de un ancla, se supone que el cabrestante correspondiente a la otra debía funcionar, ya que de lo contrario no hubiese sido posible hacer funcionar la que le quedaba.

 

         En cuento a lo que dice el periodista de que la última frase enviada desesperadamente por el buque fue “Ayuda, ayuda, nos hundimos”, es totalmente falso, lo último que dijo el Capitán Azaria, en contacto conmigo, fue “Se acabo, se ha desfondado”.    

 

Así lo confirmó el cuñado del único superviviente, el jefe de máquinas Vincenzo Scotto di Fasano; es Domenico Magliulo, también marino, varias veces a bordo de petroleros y barcos mercantes: “según yo y mi cuñado - dijo Domenico Magliulo - la culpa es de la Capitanía y también un poco del Capitán. De hecho, el contramaestre y el comandante de la capitanía han manifestado que el Stabia, teniendo solo un ancla, no podía entrar”.

 

         La escusa de que sólo tenía un ancla y que no podía atracar, sólo vale para aquellos que no son profesionales del mar, ya que se puede atracar sin ayuda de las anclas y en último caso  ayudado por remolcadores. 

 

Después de que la Capitanía negara la entrada al puerto - dijo Magliulo - el barco, descargado, con solo 1 doble fondo para el lastre completo, comenzó a cabecear en el mar aterradoramente agitado.

 

         No se la distribución de los tanques de lastre que tenía el buque “Stabia I”, pero decir que solamente tenía 1 doble fondo para el lastre completo es una soberana tontería, ya que los tanques dobles fondos de los buques pueden ser llenado por gravedad, al estar mas bajo que la línea de flotación, por ello no tiene sentido achacar a esta declaración, el cabeceo del buque. Hubiese cabeceado teniendo totalmente lastrado e buque, ya que el mar estaba muy agitado y arbolando mucho. 

 

La hélice está inactiva y las bombas de agua para enfriar el motor absorben solo aire, quedando así fuera del agua. El motor, al no enfriarse, se bloqueó.

 

         Al no arrancar el motor, como es lógico, la hélice no giraba, y el que las bombas para enfriar el motor solamente absorbían aire, por quedar fuera del agua, y que el motor no se enfriaba, demuestra muy poco conocimiento de la máquina de un buque.

 

         Los buques tienen tomas de agua para las bombas que enfrían el motor principal, a dos alturas, una baja y otra mas alta, y dependiendo del calado, usan la que mas le interesa. Y lo que me dijo el Capitán Azaria mientras conversamos antes de que se hundiera, era que el motor no arrancaba por problemas en las bombas de aceite.  

 

En ese momento - prosiguió Domenico Magliulo - el capitán del barco llamó a todos a cubierta y tenían puestos los chalecos salvavidas.

 

         En ningún momento me comentó el Capitán Azaria que había ordenado abandonar el buque y que la tripulación estuviese en cubierta con los salvavidas puestos. De haber sido así los cuerpos que aparecieron hubieran llevado el chaleco salvavidas puesto, no se puede entender que fueran arrastrados al agua y una vez en ella se quitaran el chaleco.

 

         Y de haber ordenado el Capitán Azaria el abandono del buque, cómo se explica que el Mozo Vinzenzo Campagna se encontrase dentro de su camarote y no en cubierta como afirma Domenico Magliulo, cuñado del Jefe de Máquinas, Vinzenzo Scotto di Fasano, único superviviente.

 

El propio Vincenzo Scotto, en ese momento, propuso encallar el barco en un flanco, pero en el acantilado del rompeolas del puerto, para salvar a todos. Sin embargo, la maniobra no tuvo éxito en el barco se abrió una fuga, pero no en el lado por el que tuvo que abrirse para encallar y esto debido al fuerte oleaje. Inmediatamente después, cuatro o cinco marineros terminaron en el mar y Vincenzo Scotto, nadando desesperadamente, se salvó.

 

         No puedo entender la declaración del Jefe de Máquinas Vincenzo Scotto diciendo que el propuso encallar el barco en un flanco, si no funcionaba el motor principal, por lo tanto, estaba a merced de mar y viento, de esta forma ¿cómo iban a maniobrar el buque.? 

 

Y es mentira que en el buque se abriese una fuga, el Capitán Azaria estaba hablando conmigo y me dijo claramente cuando el buque chocó con la escollera, a la vez que se oía un ruido muy fuerte, cortándose la comunicación en ese momento.   

 

El Jefe de Máquinas tuvo mucha suerte salvándose, ya que ninguno de los cuatro o cinco marineros que terminaron con él en el agua lo lograron, y ninguno llevaba el salvavidas puesto.

 

La Federación PCI colocó un cartel de condolencias y una delegación de nuestro partido se dirigió a la Autoridad Portuaria. Se anunció una pregunta parlamentaria del PCI sobre las circunstancias de lo sucedido.

 

Por la noche, la Oficina del Capitán del Puerto de Salerno proporcionó extraoficialmente los nombres de los tres náufragos cuyos cuerpos han sido recuperados hasta ahora. Se trata de Antonio  Lavedera Lubrano, Raffaele Schiano di Cola y Tobia Balzano.

 

         El día 14 de septiembre me envió Mauricio otro email, donde me decía que su padre había contratado a unos buzos para que revisaran los restos del buque, y que perforaron tanques de diesel por la parte alta y no salió nada, esto no aporta nada, ya que, al perforar las partes altas de los tanques, es lógico que no saliera combustible, e incluso que podría llevar poco consumo, ya que tenía previsto entrar a reparar. 

 

         También me dice que unos meses después se recuperó el cuerpo de un buzo que se dedicaba a la pesca submarina, lo que, tampoco nos da ninguna información ya que podría tratarse de alguien que buscase cosas de algún valor. 

 

         Ambos hechos no aportan nada a lo que pudo suceder el día del hundimiento del “Stabia I”.

 

         Me adjuntó una hoja del periódico L’Unita del día 17 de octubre de 1979.

 

         La traducción de este artículo es:

 

L'Unità / Miércoles 17 de octubre de 1979

 

Los familiares de las doce víctimas piden la recuperación del siniestro

 

En el fondo del mar la verdad sobre el Stabia I

 

Haremos huelga de hambre, si nos obligan. Esta vez no iremos a casa con las manos vacías. Estamos cansados ​​de desplazarnos de un edificio a otro. Ira y amargura en palabras de los familiares de la tripulación del Stabia I: doce vidas truncadas por un desastre que aún hoy, después de más de nueve meses, presenta inquietantes interrogantes.

 

Esta mañana los familiares de las víctimas, que mientras tanto se han organizado en comité, irán a Roma, al Ministerio de Marina Mercantil. Piden una reunión con el ministro Franco Evangelisti. Quieren hablar con él en persona, decirle que se debe averiguar toda la verdad sobre el desastre. Pero para saber más es necesario en primer lugar recuperar los restos del barco, que descansa a una profundidad de unos diez metros en la desembocadura del puerto de Salerno. Solo devolviendo el naufragio a tierra seca será posible responder a demasiadas dudas.

 

Una y más urgente de todas: ¿estaba el Stabia I en posesión de toda la maquinaria y dispositivos adecuados para una navegación segura? Los cuerpos de los tres marineros siguen presos en el casco: los familiares quisieran recuperar los restos para enterrarlos.

 

Denunciaremos a la Autoridad Portuaria de Salerno por omisión de documentos oficiales anuncia el comité de familia. ¿La razón? Se acusa a la Capitanía de Puerto de incumplir su propia ordenanza con la cual, reconociendo el peligro de que el naufragio Stabia I quedara en el fondo del puerto, dispuso su inmediata remoción. Han pasado semanas, el casco sigue ahí.

 

Una historia para sordos, esta del Stabia I el barco un viejo carro como muchos otros que navegaban por los mares de todo el mundo, se hundió la tarde del 4 de enero de este año, en el puerto de Salerno, ante los ojos de cientos de indefensos. espectadores. El único superviviente fue el ingeniero jefe, Vincenzo Scotto di Fasano, quien, sin embargo, tiene una seria sospecha: el oficial no habría estado a bordo en el momento del desastre y solo más tarde se habría lanzado al mar desde un muelle en el puerto simulando el naufragio.

 

         Que el Jefe de Máquinas Vincenzo Scotto di Fasano no estuviese a bordo en el momento del hundimiento del buque “Stabia”, he llegado a pensarlo, y en cuanto a que se hubiese lanzado al mar desde el muelle simulando s salvamento, habría una forma de saberlo. Los chalecos salvavidas para los tripulantes que se llevan en los buques, deben llevar el nombre del buque, y si él alegaba que todos los tripulantes tenían el chaleco salvavidas puesto, el que él llevaba debía tener el nombre del buque, si como se sospecha no habría estado a bordo, no podía tener un chaleco salvavidas con el nombre del buque. 

 

Las controversias y acusaciones son muy violentas. El juez de instrucción Luigi Santaniello también emitió una advertencia penal contra Tommaso Viola, director gerente de la naviera Stabia I, y Antonino di Salvo, comandante de la Autoridad Portuaria.

 

Los delitos controvertidos fueron gravísimos: naufragio culposo y homicidio culposo múltiple. Unos meses después, sin embargo, la investigación judicial no parece haber avanzado significativamente. La misma "Pericia Técnica", elaborada en nombre del juez instructor por los profesores Roberto Balestrieri y Aurelio Guida, ha llegado a conclusiones desconcertantes; el informe señala, entre otras cosas, que "la máquina, los controles e instrumentos de propulsión y dirección en parte no estaban en el lugar, otros fueron retirados y manipulados" y, por lo tanto, durante las inspecciones submarinas no fue posible realizar ningún reconocimiento probatorio con fines de investigación.

 

         Aquí hay algo que no llego a comprender, que “la máquina, los controles e instrumentos de propulsión y dirección en parte no estaban en el lugar, otros fueron retirados y manipulados”, que personas como el submarinista encontrado muerto hubiesen sacado muchas cosas del buque, es muy posible, pero que la máquina e instrumentos de propulsión no estuviesen en su lugar, es muy difícil de entender, ya que no son pieza que puedan manejarse sin el uso de una grúa y para ello tendría que haber estado un buque sobre el pecio del “Stabia I” para retirarlos y esto se huebiese visto desde el puerto.    

 

Pero los familiares de los doce tripulantes no tienen dudas: no es más que una desgracia, fue un asesinato. En todos estos meses han tenido varias reuniones en el Ministerio de Marina Mercantil y el de Defensa: desde uno y el otro algunos de ellos presenciaron un vergonzoso juego de culpas. 

 

El único interés más concreto vino de la Presidencia de la República. Luego de una reunión con Pertini, a quien se entregó una petición popular, el secretario general Antonio Maccanico comunicó a su familia que se estaba estudiando un proyecto de ley para la recuperación del casco.

 

Ahora el comité de familiares pide que la ley se haga lo más rápido posible. Se pide a todos mis parlamentarios que se comprometan en esta dirección. Por eso hoy se manifestarán con la civilización en la capital. Su necesidad de justicia no puede mortificarse más.

 

         Lo último del “Stabia I”, una foto del pecio en la actualidad.