jueves, 29 de enero de 2015

CARTA DEL PRESIDENTE

                                   En la Ciudad del Paraíso a 1 de enero de 2015

Queridos compañeros y amigos:

Hace mucho tiempo que no me dirijo a vosotros en forma escrita. En este caso tendría que ser verbalmente, pero la extensión de lo que preveo puede que sea demasiado extensa como para que podáis soportarlo.

Antes de entrar en materia quiero desearos  que este nuevo año que comienza sea para todos el mejor de todos los que habéis vivido y Dios  reparta a manos llenas salud, paz, dinero y Amor, con mayúscula.

En este mes que comenzamos me veré en una asamblea en  la que Enrique Bianchi como Presidente electo tomara posesión del cargo tras unas palabras mías dejando la presidencia, y esta es la razón de dirigirme a vosotros tecleando el ordenador. Han sido muchos años gobernando este buque y  en ellos, aunque aparentemente los acaecimientos han sido pocos y banales, repasando muy por encima  se aprecian muchos y con su importancia, y estos por breves que se expongan en un discurso, muchos no tendrían la paciencia de soportarlo; así, se tiene la opción de de descansar entre párrafo y párrafo o tomarse un descanso de unos minutos, unas horas o unos días para continuar.

Ese día, el de mi discurso de despedida, me limitaré a unas palabras de agradecimiento y a reiterar mi amistad.
Y seré aplaudido.

Antes de sentarme ante el ordenador he estado un rato rememorando, y muchos recuerdos  me han venido a la memoria, por lo que siendo esta ya flaca, también muchos habrán quedado atrás.

Este colectivo que viene viviendo desde 1983 cuando nuestros inolvidables fundadores, Antonio Hernández y Miguel Casas se dieron un fuerte apretón de manos germinando la entrañable Junta de Desguace, recorrió un largo camino, de comidas, viajes, excursiones y alegre vivir cuyo devenir se encuentra recogido en nuestro Cuaderno de Bitacora del que  podría entresacarse otro libro.
La Junta de Desguace, nombre que hacía sonreír con simpatía y por ello carecía de seriedad, conociendo además que estaba constituido por un grupo de algo más de una treintena de marinos jubilados no podía proyectarse como institución seria aunque estuviese formada por Capitanes de la Marina Mercante. Había que buscarle un referente algo más austero ante la sociedad, tomando cuerpo esta decisión el día que se recibió un saluda con todo su protocolo de de un nuevo Delegado del Gobierno en Málaga.

Siendo Presidente nuestro recordado Ignacio Ortega y tras intercambiar opiniones sobre este asunto, le di una relación de nombres para que eligiese, decantándose por el de Círculo Marítimo, nombre refrendado por los fundadores en la histórica Junta de Oficiales del 23 de febrero de 1999 como consta en el Cuaderno de Bitácora, procediéndose pasado unos años a su legalización.
Así, el día 27 de marzo de 2008 se constituyó el Círculo Marítimo-Junta de Desguace formalmente como Asociación al amparo del Artº 22 de la Constitución Española y presentado mi candidatura y proclamado Presidente tras unos años con ese cargo en la Junta de Desguace.
En marzo de este año habría hecho siete años como presidente de esta Corporación. Ya estaba plenamente justificado que otro Tripulante tomase el relevo.

No está en mi ánimo hacer historia en este discurso, pero algunas de las circunstancias en la que intervine me obligo a hacerlas patente para al menos justificar que no me voy con las manos vacías (entiéndase, en el sentido moral y figurado del vocablo) por lo conseguido.

El Círculo Marítimo nació de la Junta de Desguace tras la larga gestación de nueve años. Nació por transformación, por lo que aquellos valores que se le podían atribuir a la J.D. hoy forman parte indisoluble del C.M., por ello siendo una especial desazón por el rechazo de algunos tripulantes hacia el actual C.M. el mismo desagrado o más, que pueda sentir al rechazo hacia la J.D.

Aunque he dicho que  no haré historia, me veo obligado a repasar algunos de los logros del C.M.
“Los Mil Años de Mar” es uno de los más, o el más significativo, y tiene su justificación puesto que fueron casi veinte años desde que concebí la idea recién ingresado en la JD hasta conseguir que 25 tripulantes volcaran sus vivencias en unos folios que conformaron el libro, que como ya comenté en cierta ocasión para estimular a los redactores ".el día que lo lean vuestros nietos y  exclamen ¡ mira lo que le pasó al abuelo ¡"  Su edición costeado con los exiguos fondos del CM y resarcido con su venta gracias a la fundamental e inestimable ayuda del entonces Secretario General Carlos Navarrete, que hombro con hombro conmigo tanto en este trabajo como en las tres jornadas de “La Mar y sus Crónicas:  en la que conseguimos cierta proyección social, fueron los factores para que se afirmase una amistad que por mi parte perdurará mientras esté en este mundo y también, estoy seguro, cuando estemos en el otro.

Y entró en la vida dinámica del Círculo Marítimo otro compañero que inyectándole nueva energía  ha conseguido que esta corporación   levante un vuelo más esperanzador y al que le estaré siempre agradecido, uniéndose al grupo de los grandes amigos. Siempre proclamé que  la amistad era para mí lo primero.
José  Manuel Ortiz Morito, desde que ingresó años atrás me repetía. Cuando me necesites, aquí estoy. Hasta que estuvo, pero no podía figurarme su eficacia y entrega. Con el cargo de Secretario General  se convirtió en el motor del CM. De nuestra conjunta colaboración también se ha ido fraguando esa gran amistad y perfecto entendimiento. A él le debemos esta segunda edición en color de los “Mil Años de Mar”, su tesón y sus relaciones han conseguido lo que nos parecía una quimera: la edición gratuita.

Destaco en esta despedida de mi cargo los mencionados y algún nombre más que han marcado mi vida  en su declive (por muchos años), como el de Sergio Reyes, al que admiro como profesional, por su viva y despierta inteligencia, que la encuentro muy de acorde con la mía (y perdonad la inmodestia); a Arturo de Bonis por esa simpatía que irradia desde los tiempos de estudiante, y el que  aceptó la Vicepresidencia  cuando se la propuse por su ecuanimidad (quedándose por ello durante una temporada como “Arturo el ecuánime")   
Al discutido José Antonio Marín, al que a veces he censurado por sus opiniones, le agradezco su labor al tener informado a la totalidad de los tripulante, considerando de gran importancia esos correos que ponen al día a todos los alejados, así como su trabajo en  la página web.

Y a tí, querido nuevo Presidente, que a conciencia te he dejado el último (para que vaya acostumbrándote a tirar del carro)
Sé, Enrique que lo harás mejor que yo; estás acostumbrado a maniobrar y sortearás cualquier escollo que veas por la proa. Mucha suerte y sabes que estaré a tu lado por si crees que puedo aconsejarte en algo.

Seguro estoy que si me detengo a recordar lo que tengo que agradecer a cada uno de vosotros, encontraría razones para ir desgranando aquí sus nombres, pero se haría interminable este discurso. Lamento haberme dejado con toda seguridad nombres de amigos al que especialmente debo mi gratitud. Así pues, gracias a todos por vuestra amistad.

Finalmente, en punto y aparte  quiero agradecer profundamente esa aceptación unánime a la propuesta por el Secretario General José Manuel Ortiz Morito  a ser nombrado  Presidente de Honor.
Gracias, Gracias a todos y recibid mi amistad y un cariñoso  fuerte abrazo  



                                                   Vicente Gómez Navas