viernes, 28 de agosto de 2015

VERANO CALUROSO AFRICA TEMA UNO

El título del artículo nada tiene que ver con el contenido, se me ha ocurrido simplemente porque estoy hasta la coronilla de sudar y mientras sudo por lo visto los sesos y las neuronas están a punto de licuación  y no me dejan pensar, valiente veranito nos estamos pasando . Me gustaría escribir sobre África, continente al cual he dedicado casi tres cuartas partes de mis 38 años de vida profesional, pero no sé ni siquiera como empezar, si lo hago de una forma general, si lo hago comenzando por el norte, si lo hago dedicando mi artículo a puertos determinados de acuerdo con la relevancia que hayan podido tener en mi vida profesional, de cualquier forma puedo decir por anticipado que África me gusta “a pesar de todo” y que poca importancia puede tener que lo haga de una forma u de otra.

Pensando que África es muy grande, que la he recorrido tocando casi todos los puertos desde Tánger hasta Mozambique, pienso que lo más razonable es tomarse el asunto con paciencia, recordar sucesos, anécdotas, procurando que sean distintas a las ya narradas en los MIL AÑOS DE MAR, intentaré contar algunas que me quedaron en la manga por considerar que podrían entrar en el secreto del sumario y que podrían levantar ampollas.

Pues bien, decidido, empiezo por Tánger dejando a un lado Ceuta porque nuestras estancias allí eran muy cortas y ni siquiera teníamos tiempo para visitar las innumerables tiendas de los indios ni llegarnos a la calle Real a tomarnos un café en La Campana, además, lo que tenía que contar de Ceuta ya lo conté en MIL AÑOS DE MAR, lo visto y no visto durante mi permanencia en el Dragaminas EO mientras efectuaba mi servicio militar.  En segundo lugar entra Tánger. Este puerto era nuestra última escala cuando hacíamos línea regular entre el norte de Europa y Marruecos, aquí recalábamos después de la escala de Casablanca, llegábamos con los entrepuentes libres para poder cargar la naranja procedente de la región del Lucus para ser transportada al puerto de Hamburgo a donde debíamos llegar para la subasta de fruta que se realizaban los Lunes por la mañana. De no haber contratiempo alguno, nuestra llegada al puerto de Hamburgo se producía el Sábado por la tarde, o Domingo por la mañana, lo cual nos permitía un poco de diversión o descanso de acuerdo a como se hubiese desarrollado el viaje entre Tánger y Hamburgo.

Tánger siempre fue para nosotros un puerto tranquilo, incluso nos permitíamos ir al Casino a pasar un ratito sin ánimos de desbancar la banca y después nos dábamos una vuelta por el bar que tenía un malagueño especialista en contar chistes y allí pasábamos un rato agradable al mismo tiempo que consumíamos unos vinitos de nuestra tierra. A Tánger, como narré ya anteriormente llegábamos con las bodegas selladas desde Casablanca y los entrepuentes libres para cargar la naranja, allí no había nada que rascar, y los mismos cargadores ponían personal que vigilaban el embarque de su propiedad para evitar robos y destrozos en la mercancía. Pero para mí resulta inevitable dejar de contar un caso relacionado con la idiosincrasia  de los estibadores, que es muy semejante a la de cualquier trabajador portuario del resto del mundo, todo aquel que entra en la bodega de un barco para trabajar -por regla general- piensa que entra en un almacén donde todo lo que allí se encuentra está para libre consumo. El caso que narro a continuación no tiene nada que ver con los robos que se producen en las bodegas, lo menciono porque incluso lo considero gracioso. Estando precisamente atracados en el puerto de Tánger, un marinero se dedicaba a pintar el costado del buque mientras un morito rondaba a su alrededor, el marinero moja el rodillo en la lata de pintura, pasa el rodillo por el costado unas cuantas veces y cuando vuelve a mojar nuevamente el rodillo, comprueba que la lata de pintura ha desaparecido y por supuesto el morito, nunca más se supo del hijo de… Alá.

Seguimos con Marruecos,  segundo puerto de recalada era Kenitra, a donde solíamos llevar grandes partidas de fardos de papel embarcados en el puerto de Amberes, y en Kenitra se embarcaban fardos de crin para el norte. La entrada en Kenitra nunca estaba asegurada ya que dependía del estado de la barra y el rio que conforman el puerto. Una vez dentro se podía descansar a pierna suelta porque allí se podía amarrar con dos filásticas ya que todo era muy seguro. Este puerto tenía una particularidad, era el último reducto de los españoles que abandonaron España durante la guerra civil y a mi forma de entender, después de los años transcurridos (27) no habían evolucionado mucho, nunca fuimos bien recibidos en la Casa de España existente en la cercanía del puerto, por el simple hecho de que la bandera que portaba nuestro barco no era la republicana. Siempre han existidos retrógrados en los dos bandos que separaron y aún creo que separan a España. La estancia en Kenitra solía ser de dos o tres días, los suficientes para descansar del viaje que habíamos hecho desde el norte de Europa, que en la época de invierno solían ser bastante penosos, aunque normalmente solíamos hacer escala en el puerto de Bilbao.
Sierra Urbión

Para mí, Casablanca tenía dos significados, como tenía allí mi domicilio, la escala en ese puerto conllevaba  estar una semana aproximadamente disfrutando de la familia y al mismo tiempo una semana de intenso trabajo, ya que descargar carga general en el puerto de Casablanca te obligaba a tener cuatro ojos, redoblar el numero de bodegueros para evitar que la mercancía fuera saqueada , hecho imposible de evitar completamente  porque como he dicho anteriormente, cuando los estibadores entran en una bodega piensan que lo hacen en un almacén donde todo cuanto hay es para libre consumo, no hay caja que no intenten abrir, si sirve, sirve, y si no sirve ahí se queda la caja destrozada. Trabajando en el puerto de Casablanca allí me solté de mi francés escolar, aprendí más discutiendo con los apuntadores que controlaban las descargas, que con mi esposa que era francesa pero que siempre hablábamos español en familia. El caso es que con el transcurso del tiempo, estuve cuatro años haciendo la línea, tres en el Sierra Urbión como segundo y primer oficial y un año más como Capitán en el Sierra Blanca. Llegué a establecer bastante amistad con el apuntador que solía controlar la descarga de los Sierras, incluso llegó a invitarme a comer en su casa. A la amistad le siguieron una serie de confidencias bastante dignas de mención, que contadas después de 50 años no creo que puedan tener consecuencia alguna. El hecho de que siempre fuese el mismo controlador era porque recibía una gratificación del consignatario para que las descargas siempre fueran ajustadas con los manifiestos de carga, lo cual significaba que todo salía conforme y en buenas condiciones del buque para ser ingresado en los almacenes del puerto donde quedaban en depósito. Yo le pregunté un día como era posible que los seguros se hieran cargo de tantas perdidas  y me contestó que cuando las perdidas sobrepasaban ciertos límites se solucionaba el problema metiéndole fuego al almacén determinado, de esa forma tan sencilla se ponían las cuentas a cero y a seguir viviendo que la vida son cuatro días.
Sierra Blanca
Un hecho que presencié en el puerto de Casablanca y que resulta difícil de olvidar fue el “guirigay” que se formó un día cuando un buque que se encontraba atracado cerca de nosotros –no recuerdo la bandera ni el nombre – y descargaba cajas pesadas, el gruero manipuló de tal forma la caja, pienso que a sabiendas,  y cuando dejó caer la caja desde cierta altura y se rompió, aparecieron armas de todos los calibres. Los chillidos y la algarabía eran enormes, en cuestión de minutos aquello se inundó de policías pero nadie supo aclarar si las armas pertenecían a un cargamento de importación legal o por el contrario pertenecían a un cargamento clandestino con fines terroristas, la política no estaba en su mejor momento en Marruecos ya que Mohamed V, no hacía mucho tiempo que había muerto.

Yo me despido de Casablanca, lo hago a título personal porque la última vez que estuve en ese puerto fue en Septiembre de 1964, fui para recoger el Certificado de Divorcio que mi primera esposa de nacionalidad francesa había obtenido en los tribunales de Casablanca, con el perdí también a mi hijo, al cual no volví a ver hasta pasado treinta años. Nunca más he vuelto a pisar Casablanca, allí quedaron enterrados muchísimos recuerdos para mí, pero que nada tienen que ver con la profesión que sigue su curso normal hacia el sur y que continuará en el próximo capítulo de África number two.

Capitán A. de Bonis

viernes, 21 de agosto de 2015


Mi primera publicación en el Blog del Círculo Marítimo-Junta de Desguace, me sigue gustando mas el segundo nombre.


EFECTO DE LA FLOCULACIÓN EN LA NAVEGACIÓN POR EL RÍO MISSISSIPI (USA).

Durante mi vida como marino, habré subido y bajado el Río Mississippi, más de cuarenta veces desde South West Pass hasta Baton Rouge, y en una ocasión he llegado a New Orleans por el Mississippi River Golf Outlet Channel, en otra ocasión relataré una anécdota en este canal.

Solamente en una ocasión he visto lo que voy a relatar, el efecto de la floculación sobre un buque. Antes intentaré explicar que es la floculación.

Es la agregación de partículas sólidas en una dispersión coloidal, en general por la adición de algún agente.

Teniendo en cuanta que una dispersión coloidal es una suspensión en agua de pequeñas partículas, y que hay algunas que pueden difundirse a través de membranas animales o vegetales, mientras que otras no lo hacen, a las primeras que se pudieron obtener en forma cristalina, se les llamó "cristaloides", a las otras, es decir a las que no pasaba a través de las membranas se les llamó "coloides", que significa de apariencia gomosa.

El proceso de la floculación está precedido por la coagulación, por eso se habla de procesos coagulación-floculación.

Los factores que pueden promover la coagulación-floculación son el gradiente de velocidad, el tiempo y el pH. Los dos primeros son importantes ya que aumentan la probabilidad de que las partículas se unan y da más tiempo para que desciendan, por efecto de la gravedad, y que se acumulen en el fondo.

Esta sustancia que se genera con apariencia gomosa, se va acumulando en el fondo del río, en este caso del Mississippi, creando unas zonas gelatinosas, o de magma, sobro todo en las zonas de la desembocadura del río.

Al terminar la carga en uno de estos viajes, navegábamos hacia el Golfo de México, y encontrándonos en el último tramo, habiendo rebasado Pilot Town, el barco que nos precedía, quedó de repente completamente parado, aunque el motor seguía funcionando y veíamos el aguaje que salía por la popa del mismo.

Seguidamente el Práctico que iba en ese barco empezó a informar a los demás barcos que le seguíamos que estaba enganchado en esa gelatina producida por la floculación y que le pasáramos dándole un buen resguardo para evitar esa zona.

Este hecho no tiene mucha importancia, pues normalmente se maniobra con máquina y timón, cambiando la potencia de la máquina y pasando el timón de babor a estribor, ya que esto es suficiente para salir de esta zona.

Cuando no se consigue de este modo, se recurre a los remolcadores, pues a veces esta zona de gel, es mucho más grande de lo que se había supuesto.

No quiero dejar de comentar que no se sabe donde se puede encontrar localizado y por lo tanto imprevisible.

No afecta a la navegación ya que se navega con Práctico y son circunstancias bien conocidas por ellos.

Como me llamó mucho la atención, ya que después de muchos años de navegar por esta zona en ninguna ocasión lo había escuchado, me entretuve buscándolo para entenderlo un poco mejor.

Me imagino que este efecto se producirá en otros ríos pero nunca he podido constatarlo.

Espero que este pequeño comentario os haga pasar un pequeño rato añorando nuestras navegaciones.


Capitán Rogelio Garcés

jueves, 6 de agosto de 2015

Al recuerdo de nuestro compañero y amigo Salvador López Alcaraz.



            Hace mucho tiempo, alrededor de los años ochenta y pico del pasado siglo, apareciste en la “caseta", justo en el momento de salir a buscar un barco y me dijiste que eras el Comandante del aljibe “Condestable Zaragoza" y que venias a opositar a la plaza vacante que había en ese momento, pocos meses después estabas trabajando con nosotros como uno más.
            Me vienen a la memoria los momentos tan buenos pasados durante los largos años que estuviste con nosotros antes de trasladarte a Algeciras también como Práctico.
            Quiero desde aquí, que en tu última maniobra de salida hacia la Casa del Altísimo, tengas “La Paz" que El tan solo puede dar a las personas que como tú han sido excelentes Capitanes, Comandantes, Prácticos y sobre todo, compañero y amigo.
            Te echaremos de menos todos los días y especialmente los jueves.
             Descansa en paz Salvador, siempre permanecerás en nuestra memoria.


                            Práctico: Bernardino López Rodríguez
       

martes, 4 de agosto de 2015

FINAL INESPERADO PARA " EL APOSTOLADO DEL MAR"


Después de algo mas de 30 años funcionado y ejerciendo esa gran labor humanitaria como ha sido el atender al marino que llegaba a nuestro puerto, el APOSTOLADO DEL MAR , ha tenido el peor de los finales.

Que paradoja es la vida, si , ha terminado para dar paso  en su lugar a una gran NORIA
.
Es cierto que hay que ir con el progreso, pero sin menoscabo de otras funciones,.

Hoy me siento triste porque ,efectivamente, en esos años que he mencionado, se han vivido etapas felices, y menos felices.Ejemplo, el fallecimiento de nuestro primer consiliario Eufrasio Campayo y posteriormente  Jose Carretero., Del cual guardo infinitos recuerdos.


Lo peor, es que ya el Apostolado ,ha dejado de existir, el puerto se convierte en un lugar de recreo y los barcos brillan por su ausencia. ¿ Sera el progreso ?

No quiero ,por supuesto, olvidarme de todas aquellas personas que sin ni siquiera estar unidos al mar, han venido realizando día a día esa inmejorable atención a todo aquel marino que recala en nuestro puerto.

Presento dos fotos .El antes y el después.








Un Marino que dejo de navegar a muy temprana hora por circunstancias familiares y que encontró en al Apostolado del Mar ese tiempo que le ha faltado .



domingo, 2 de agosto de 2015

CIRCULO MARITIMO – JUNTA DE DESGUACE : RUMBO DE COLISIÓN

Escribir de este tema resulta un poco difícil y complicado, ninguno de los componentes de esta asociación ignora que tenemos nuestros corazones repartidos, lo mismo que aquella copla de Pepe Pinto que cantaba: “Tengo mi corazón entre dos amores repartío –madre y esposa- si a uno lo veo llorando, es que el otro lo ha ofendió”, a nosotros nos ocurre algo parecido, no es que lloremos, pero sí cada cual tiene sus preferencias y querencias, unos hacia el Circulo y otros hacia el Desguace.
Los que hayan leído mi relato anterior: “El Desguace a secas” habrán intuido de qué lado me decanto yo, pero puedo asegurar que respeto cualquier clase de idea respecto a este tema y por supuesto espero que mi actual relato no sirva para crear controversias de ninguna clase. Mi intención consiste sólo y únicamente en hablar del proceso de la formación del Circulo Marítimo, lo mismo que hice al escribir “El Desguace a secas”.

Como ya narré en su momento, la llegada de Ignacio Ortega al Desguace, fue como una inyección de savia nueva y un punto de inflexión en el devenir del grupo, ya que el fundador del mismo, Antonio Hernández, que hasta ese momento no había querido oír  hablar de cambio alguno en el funcionamiento, empezó a ceder y aunque el acercamiento que Ignacio Ortega pretendió con la Peña Malaguista, no fructificó, al menos sirvió para saber que nuestro presidente no era tan rígido como siempre dio a entender. Las circunstancias que algunos exponían, argumentando que cada vez seriamos menos los marinos que podríamos integrar el Desguace si no se tomaban medidas adecuadas, lo convencieron para que aceptase dar un giro en su forma de pensar y el 22 de Febrero de 1999 en una reunión histórica , según consta en el Cuaderno de Bitácora, se constituyó Junta de Oficiales bajo la presidencia de D. Antonio Hernández, en la cual se obtuvo su consentimiento y apoyo para orientar al colectivo en lo que posteriormente pasaría a denominase Circulo Marítimo.
Antes de seguir adelante, deseo expresar que de esta reunión tengo una espinita clavada, ya que ocupando un puesto bastante preferente en el escalafón aunque mi presencia no era obligatoria, por lo menos se me podría haber tenido al tanto de lo que se cocía, y no enterarme a toro pasado como así ocurrió, aunque también es verdad que en nada hubiese afectado mi asistencia a la misma. Creo sinceramente que este cambio tendría que haber sido consensuado en una reunión extraordinaria de todos los miembros que por aquel entonces formaban el Desguace. Pero como las cosas son como son, como suelen decir los gallegos, “mais vale no meneallo”

De cualquier forma ésto no sucedió de la noche a la mañana, este cambio tuvo un largo recorrido. Antonio Hernández dejó la presidencia, que en su día fue asumida por Ignacio Ortega, pero el amigo Ignacio tuvo mala suerte y nos dijo adiós para siempre cuando empezaba a disfrutar de la vida como quien dice, después de una larga y dura vida de trabajo un repentino infarto no le permitió disfrutar de su jubilación como toda persona se merece.

El relevo en el mando de la nave le correspondió a Vicente Gómez Navas, quien empezó a trabajar desde el primer momento con el ahínco que le caracteriza para poder llevar a cabo lo acordado en la reunión del 22 de Febrero de 1999, pero como hago saber anteriormente el camino para poder lograrlo fue de largo recorrido y no fue hasta el 27 de Marzo de 2008 en que se constituyó de forma oficial el Circulo Marítimo, ya dotado de sus correspondientes estatutos, al cual contribuyó de forma inestimable nuestro inolvidable amigo Julio Monedero, uno más de los que nos dijeron adiós para siempre. Y de esta forma nos plantamos en lo que hoy conocemos por Circulo Marítimo-Junta de Desguace.
Asamblea de Celebración del  25 aniversario de la fundación de la Junta de Desguace, coincidente con la creación  del Círculo Marítimo como Asociación.

 Yo formé parte de la primera junta ocupando puesto de Vicepresidente, una verdadera ganga, ya que como todo el mundo sabe el “Vice” solo sirve para suplir al “Presi” en casos muy puntuales y el “Presi” todos los que lo conocemos tenía cuerda para rato; total que como nunca tuve que decir ni sí ni no, a causa de esta ecuanimidad forzosa, llegue a ser apodado como Arturo el “ecuánime”. Solamente una vez intervine, fue cuando fuimos a presentar las credenciales del Círculo al Excmo. Sr. Alcalde y, si mal no recuerdo, creo que allí metí la pata como suelo hacerlo muchas veces, pero que al fin y al cabo yo tenía razón, ya que las credenciales donde se le exponían al Alcalde nuestros deseos de participar activamente en caso necesario en eventos de la ciudad de acuerdo con nuestros conocimientos profesionales, quedaron en el olvido como suele suceder y como creo que yo me expresé en aquel momento.
Primera Junta directiva del Circulo Marítimo: Vicente Gómez Navas (presidente), Arturo de Bonis (vicepresidente) y Sergio Reyes (Secretario General)

El empeño principal que bullía en la cabeza de nuestro Presidente y amigo Vicente Gómez Navas, era conseguir la publicación del Libro MIL AÑOS DE MAR.  Él, con muchísima clarividencia, veía que los que más podían aportar a dicho libro eran los que figuraban primero en la lista de tripulantes, por ser los que más larga vida en la mar habían permanecido y que esta lista -por razón inexorable de caducidad- iba cambiando y menguando a pasos acelerados. Otros temas que tenía en su agenda era lograr un hogar digno para la asociación, que posteriormente se entremezcló con el asunto  de la Capilla del puerto, pensando que se podían matar dos pájaros de un mismo tiro, pero como todos saben el tiro salió por la culata a pesar de los protocolos firmados con el anterior Sr. Presidente de la Autoridad Portuaria.
Entre los logros finalmente conseguidos bajo su mandato podemos felizmente contar con la salida a la luz del deseado libro MIL AÑOS DE MAR, durante las jornadas celebradas en honor de Malaspina en el año 2011, que a parte de las múltiples entidades malagueñas que colaboraron en que aquello fuera posible, yo deseo destacar la labor de cooperación con el presidente, de nuestro compañero Carlos Navarrete  Trigueros, colaborador incansable como siempre.
 Díptico de las Jornadas Malaspina 2011

Antes de abordar el último tramo de mi relato, quisiera dejar bien claro que admito y estoy completamente de acuerdo, que en cualquier asociación, nadie tiene porque estar de acuerdo con las directrices que emanan de la dirección, que se pueden tener otras inquietudes distintas  y que podría resumirse diciendo  que cada uno somos hijo de diferente madre, y que la dirección tiene que estar dispuesta a aceptar las criticas siempre que sean lógicas y procurar (siempre que sea posible) escuchar y complacer los temas que se le demandan.

Y como todo tiene un final, Vicente Gómez Navas agotó sobradamente su mandato, me imagino que bastante cansado después de tanto luchar por conseguir cosas que al final resultaron inalcanzables, y se nombró como nuevo Presidente a D. Enrique Bianchi, sin problemas, ya que fue la única candidatura presentada. Pero cuando digo sin problemas estoy mintiendo ya que tanto Vicente Gómez como Enrique Bianchi no pueden “dormir tranquilos” a pesar de mis consejos de que tomen “lexatín”, ya que en su  día fui nombrado consejero de la presidencia, según certificado que obra en mi poder. Desde hace bastante tiempo han tenido y aún lo siguen teniendo el gran problema del Rumbo de Colisión.

¡Cuidado Enrique!, porque como no metas la caña 5º a estribor te vas a dar el tortazo padre. Tú que creías que esto era cuestión de coser y cantar y que era suficiente con invitar a jamón de pata negra, ya ves que estabas equivocado.

Yo personalmente de rumbo de colisión sé la repera, no porque haya tenido muchos problemas en este sentido durante mi vida profesional, pero en dos ocasiones me he tenido que enfrentar al problema. El primero fue cuando me examiné de Capitán en el año 1965. Algunos recordarán que en aquella época el inglés se estudiaba en un libro llamado Inglés Náutico y que uno de los capítulos trataba del rumbo de colisión que fue lo que me preguntó a mí el examinador y yo, con mi acento andaluz, le largué todo el rollo que me lo sabía de memoria, no sé si el profesor se enteraría de algo, supongo que sí porque aprobé sin problemas. La segunda ocasión fue cuando tuve que hacer un curso de Radarista, lo hice en Alicante porque allí estaba de profesor mi amigo Antonio Terrón aunque él no impartía esa asignatura (lo digo para los mal pensados). El problema de Cinemática que tuve que resolver también se trataba de un rumbo de colisión. Después ya me olvidé completamente del “rumbito” hasta este momento en que con mucha frecuencia aparece en los “corres” del Circulo y puedo asegurar que dada la fecha de caducidad que tiene mi DNI 9999999, me da exactamente igual pegarme el tortazo contra una roca, contra un barco e incluso contra un tranvía, por favor, yo lo único que deseo es tranquilidad y buenos alimentos, yo creo que más claro agua, que de una vez por todas comencemos a hablar de rumbo de dispersión.

Capitán Arturo de Bonis