CAPÍTULO XXVI
DESDE EL AÑO 1979 AL 1981
Como digo anteriormente, una vez en casa, un día de visita a la Caja Rural me ofrecieron un puesto en el equipo de sustituciones, para hacer relevos a directores e interventores en los permisos o bajas, y como me interesó me quedé nuevamente en tierra. Esto fue en los primeros días de Febrero de 1979.
Fue una buena temporada y aunque trabajaba bastante me gustaba lo que hacía. Recuerdo que en verano llevé tres sucursales al mismo tiempo, la verdad es que eran pequeñas, una de ellas en Algarrobo y otra en Benamargosa, pero la de Caleta de Vélez ya era algo mayor.
En Diciembre me mandaron a hacer una sustitución al Director de la oficina de Torre del Mar porque había problemas y querían solucionarlos. Cuando llevaba seis meses y la oficina empezaba a funcionar normalmente, me llamaron de la Central y me dijeron que tenía que quedarme fijo de Director en Torre del Mar, yo no quise pero no me quedó otra solución que aceptar, aunque desde ese momento comencé a buscar un embarque, sin prisas y en algo que mereciese la pena.
De esta época recuerdo los regalos que me hacían; en una ocasión cuatro cajas de aguacates, todas de la misma persona y el mismo día. Antes de Navidad, dos jamones que pesaban unos doce kilos cada uno, también la misma persona y el mismo día. Eran agricultores y muy buenas personas pero algo brutillos.
El problema que había existido en esta sucursal era que se habían dado muchos créditos prácticamente irrecuperables, y aunque esto se solucionó durante los primeros meses, hubo personas que quisieron seguir funcionando como lo hacían anteriormente.
Ese verano empezó a funcionar la discoteca Laiza, que entre otros artistas trajo a Julio Iglesias. Su propietaria me ofreció que yo fuese se encargado durante unas horas con un sueldo que triplicaba al mío de director. Como es lógico ello llevaba incluido la concesión de créditos, aunque de ello no se había hablado nada. Mi contestación fue que yo era bastante más caro que esto, con lo cual se fue a la central e hizo una protesta. Me llamó el Sr. S.M y le comenté lo que había pasado, quedando todo en aguas de borrajas. Se me olvidaba comentar que era la dueña de la mayor casa de citas de Torre del Mar, el "Miriam".
Merece la pena hacer mención a una convocatoria que hicieron a todos los directores, una tarde en la que se nos explicó que el Banco de España había ordenado que se concedieran préstamos a bajo interés en una cuantía elevada, por lo que a cada sucursal, y de acuerdo con su pasivo, disponía de una cantidad de millones (para Torre del Mar unos setenta) que debía repartir entre sus mejores clientes.
Al día siguiente, nada más abrir nos pusimos el Interventor y yo a ver los posibles destinatarios de estos préstamos cuando nos llegó un telegrama urgente de la Central para comunicarnos que todos nuestros millones para este tipo de préstamos ya se habían repartido.
El interés de estos préstamos era del 3% con lo cual unas cuantas personas se quedaron con estos préstamos y automáticamente los pusieron a plazo fijo en la misma Caja Rural al 6%, por lo que sin ningún tipo de riesgo ganaban un 3%, negocio redondo para los de la Caja.
Cuando decidí marcharme lo comuniqué a la Central, y me enviaron a un inspector, J.A.B., con una carta para firmar en la que me hacía responsable de todo lo que pudiese suceder o hubiese sucedido en relación a mi dirección; como es lógico no la firmé, y le comenté que me parecía bastante ruin la misma y el que le había enviado para presentármela.
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