sábado, 15 de marzo de 2014

RECORDATORIO (VII)

Éste será mi último recordatorio, algunos de los lectores dirán: por fin, ya iba siendo hora. De cualquier manera, si alguien no estaba contento con tanto rollo, que se queje a nuestro amigo Carlos Navarrete, administrador y responsable del blog, que me ha estado dando cuerda durante todos estos meses para que no parase; pero a mí me ocurre lo mismo que les sucede a los muñequitos que se mueven tocando el tambor con las pilas “duracell”, al final las pilas se agotan y todo se para, la vaca ya no da más leche. Yo, después de escribir en MIL AÑOS DE MAR y los artículos recordatorios del blog me he quedado completamente vacío. A los que han leído los artículos, les agradezco la paciencia esperando no haberles aburrido demasiado.
Ahora ya solamente me queda hacer un recorrido por la pesca de arrastre para dar por terminado mis vivencias con los profesionales de este sector. La verdad es que el contacto con este tipo de pesqueros, ha sido mucho menor que con los marisqueros y atuneros, no obstante, lo suficiente como para poder dedicarles unas cuantas líneas.
Aquí no fue pionera Marítima del Norte ya que cuando iniciamos los transbordos en Walvis Bay aquello ya llevaba funcionando algún tiempo. No recuerdo exactamente el momento en  que se inició el boom de la “Rosada”; desde luego fue en un abrir y cerrar de ojos, de pronto se corrió la voz y aparecieron barcos y más barcos arrastreros españoles que, unidos a los de otros países, convirtió a Walvis Bay en  una base importante de buques de pesca. Durante bastantes años nuestros buques estuvieron realizando transbordos a los pesqueros de la empresa Pescanova y otros independientes y transportando la carga a la factoría que Pescanova tiene en Chapela (Pontevedra). Estos transbordos a veces se realizaban en Ciudad del Cabo, de acuerdo con las necesidades y preferencia de los pesqueros.
Buque factoría "Galicia"
De Walvis Bay recuerdo que aparentaba una ciudad completamente vacía, más bien muerta, la cuestión del apartheid se llevaba de una forma muy estricta.  La aduana hacía unos controles muy rigurosos a nuestra llegada, incluso la revista “Interviú” era necesaria ser declarada por el contenido de desnudos y guardadas en el sello hasta nuestra salida de puerto. Por el contrario, esto era el reverso de la moneda de las famosas reuniones que se solían tener en casa de la “panadera” donde un circulo (bastante grande) se reunía para ver las películas porno que ella proyectaba para tener contenta a su clientela. Una o dos cafeterías en el centro de la ciudad, donde se podía tomar café o helados servido por negros que portaban guantes blancos. Los Capitanes solíamos ser invitados en casa del agente de Pescanova, el Sr. Jalón, donde su esposa nos obsequiaba con algún que otro refrigerio y se pasaban las tardes-noches con reuniones bastante amenas.
De repente la flota de Pescanova le dijo adiós a Namibia y puso rumbo al W. donde encontraron nuevos caladeros cerca de las costas argentinas, por lo visto bastante fructíferos  ya que se comentaba que hacían largadas de 50 toneladas, y como puerto base se estableció el puerto argentino de Bahía Blanca.
Precisamente en Bahía Blanca, coincidiendo con unas Navidades, nos reunimos tres buques de Marítima del Norte y siete de la flota de Pescanova para realizar transbordos. Todos los mandos de Pescanova se fueron a Buenos Aires para reunirse con las familias que habían llegado de España con motivo de las fiestas. Solamente un Capitán de Pescanova quedó en Bahía Blanca al mando de toda su flota para organizar las operaciones de transbordo. Allí se formó un “cacao” de padre y muy señor mío. Cuando Pescanova pidió responsabilidades por la tardanza en los transbordos, a nuestro querido “amigo” no se le ocurrió nada más que decir que los Capitanes de los “Sierras” nos habíamos dedicado a la “dolce vita”, acusación completamente falsa; la cosa no llegó a mayores debido a que fue fácilmente demostrable -por nuestra parte- que todo fue mala intención del Capitán de Pescanova por exonerar su responsabilidad, ya que la mayor parte del día se lo pasaba “mamao”. Varios viajes más realicé a Bahía Blanca sin que se produjese ningún incidente.
Muchos y variados viajes he realizado con las bodegas llenas de pescado, empezando por transbordos efectuados en aguas de Villa Cisneros del buque factoría Galicia (antiguo trasatlántico “Habana” reconstruido por Pescanova) con  destino a España. Otros efectuados en aguas de Irlanda a buques rusos con destino a Nigeria; desde Montevideo para Nigeria; desde Puerto Deseado (Argentina) para España.
De Puerto Deseado lo único que puedo decir es que muchísimas ganas de llegar a puerto tendría él que le puso el nombre a esa ratonera. Las entradas y salidas están supeditadas a la pleamar. Cuando se arriba por primera vez y después de bajar la marea miras por dónde has entrado, los pensamientos no son de lo más agradables. Las salidas no están aseguradas ya que con Práctico a bordo , a veces se tienen que suspender si no calma el viento que suele soplar casi las 24 horas del día con fuerza 6 o 7, salvo en el repunte de la marea que suele  calmar y se aprovecha para maniobrar. Varias veces he hecho escala en ese puerto y la verdad es que el nombre no corresponde a las circunstancias que lo rodean.
Congelador "Conde de Gondomar"
Otros de nuestros destinos fue el Estrecho de Magallanes donde se solía transbordar en Punta Arenas y, cuando Pescanova creó Empresas Mixtas en Chile que le permitía pescar en los canales patagónicos, llegamos hasta el puerto de Chacabuco al que se arribaba después de navegar dos días por dichos canales. Navegar por los canales era una gozada, el único inconveniente es que para entrar en ellos era necesario cruzar el Golfo de Penas, la salida al Pacifico del Estrecho de Magallanes y eran diez horas de verdadera pena atravesados a la mar que se pasaban canutas.
De lo que guardo mejor recuerdo de esta etapa de mi vida profesional, son mis estancias en el puerto angoleño de Tombwa (antiguo Port-Alexandre). La empresa de “Gabrielitos”, aprovechando lo que quedaba de la infraestructura en este puerto de las pesquerías que había cuando era colonia portuguesa, montó un puerto base para su flota que operaba en la zona. Desde Vigo, Huelva y Las Palmas les llevábamos todos los pertrechos necesarios, incluido víveres, entrepot y gasoil para poder mantener aquel puerto base en medio de aquel desierto de arena donde no había de nada en absoluto. Tombwa era un remanso de paz. Nuestras estancias solían durar diez días entra la descarga de pertrechos y el transbordo del pescado. En ciertas épocas del año la bahía se convertía en un paraíso para los pescadores de calamares, pues no había nada más que echar la potera y al momento ya había alguno enganchado,  era una verdadera gozada. Existía cierto pique entre algunos miembros de la tripulación por ser el “Number One” Había noches que antes de las 12, hora de retirada, ya se habían conseguido hasta doscientos kilos de calamares, que no teníamos ningún problema en conservar pues se metían en bandejas y al frigorígeno más cercano se ha dicho.
Estos fueron mis últimos contactos con los pesqueros y con la gente de la pesca. Mi último viaje fue uno mixto y por cierto el más largo de mi vida profesional; 32.000 millas desde nuestra salida de Vigo hasta nuestro regreso al mismo puerto. Vigo-Irlanda en lastre. Irlanda-Durban con carne. Durban- Punta Arenas en lastre. Punta Arenas-Montevideo-Vigo con pescado. De Vigo a Huelva con pertrechos para pesqueros, y si hubiera sido en otra época podría decir: “Y aquí colgué el sextante”, pero ni una sola vez fue necesario utilizarlo durante las 32.000 millas. Desde que embarqué por primera vez en el año 1951 hasta el 1988 en que dije adiós a los barcos, muchísimo habían cambiado las cosas. Los GPS ya se habían impuesto de una forma rotunda y los sextantes se estaban apolillando irremediablemente. No obstante me gustaría hacer un pequeño comentario a este respecto. Cuando no existían los GPS, nos conformábamos con el horario de la mañana y la meridiana del mediodía y todos tan felices y contentos hasta el día siguiente. Cuando aparecieron los satélites que nos proporcionaba una situación exacta cada cuatro horas aproximadamente (dependiendo de la zona), cuando por cualquier causa erraba la situación, ya nos poníamos nerviosos; está visto que al género humano no hay por donde agarrarlo, cuanto más tiene más quiere, no solamente tratándose de dinero.
Y tanto hablar de pesqueros y de pescadores no puedo cerrar mi recordatorio sin expresar mi punto de vista después de tantos años metido en este mundo tan especial. En primer lugar decir que el pescado no tiene precio. Recordarle a la señora que se quejaba en un restaurante porque le habían puesto la rosada congelada, que hay ciertas especies de pescado que no se pueden consumir frescos, uno de ellos es la rosada que se pesca a muchas millas de España y eso hace imposible que llegue fresca a nuestro plato. Expresar mi admiración por todos aquellos que han dedicado su vida al mundo de la pesca, ya que si el ser marino conlleva un enorme sacrificio, al pescador hay que darle un plus por la dureza en que se desarrolla su profesión. En la actualidad los buques pesqueros están dotados de una tecnología que antes no tenían; antiguamente sólo contaban con la experiencia, la vista, el oído y hasta el olfato para poder triunfar en su profesión, eso les hacía ser muy cautelosos y no se fiaban ni de su sombra a la hora de hablar de capturas, las claves de pesca que se intercambiaban entre los más íntimos no se las creían ni ellos mismos. Yo he conocido como un padre y un hijo, ambos patrones de pesca se mentían a la hora de pasarse las notas de pesca, incluso a los propios Armadores siempre les informaban de las capturas por defecto para el caso de que vinieran mal dadas. Todos esos detalles los conocía porque como dije una vez, mi despacho era un confesionario donde no se podía mentir a la hora de firmar las hojas de transbordos. Y otro detalle más, dicho por ellos mismos, si quieres triunfar en la pesca, cuando embarcas debes dejar el corazón en tierra y pensar solamente en que el saco venga siempre lleno y cuantas más veces mejor. La pesca es así y debido a todas esas circunstancias el pescado no tiene precio o por lo menos el precio justo.
¡Adiós, amigo Carlos, hasta más ver!.
Capitán A. de Bonis


1 comentario:

  1. Arturo, no te preocupes que te voy a hacer un "regalito" de pilas bien cargadas para que te llenes de nuevos recuerdos y nos sigas distrayendo con tu peculiar gracejo.

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