miércoles, 20 de agosto de 2014

TRAVESÍA A LA ANTÁRTIDA (II)

Durante la travesía tuvimos ocasión de avistar enormes ballenas jorobadas, tan pesadas y robustas que llegan a medir los 20 metros de longitud y alcanzar las 65 toneladas de peso, y ser acompañados por blancos albatros errantes, de hasta los 3,5 metros de envergadura lo que les convierte en el mayor ave del planeta, y por petreles gigantes que planean casi siempre con un ala rozando el agua. Ya próximos a tierra encontramos skuas, violentas aves depredadoras que comen tanto huevos como polluelos y también otras aves adultas.


Salto de ballena jorobada desde el buque "Las Palmas" de la Armada.

La Antártida, con sus 14 millones de km², es la región más seca, fría y ventosa del planeta. Las temperaturas y la meteorología son extremas. Es un continente de roca volcánica cubierto permanentemente de una capa de nieve y hielo que lo convierte en prácticamente inaccesible al ser humano. Alberga el 80% de agua dulce del planeta y una riqueza mineral de incalculable valor. Quizás sea esto último lo que hace que 30 países hayan situado allí 65 bases de investigación y, algunos de ellos, reclamen derechos territoriales.

Durante nuestra estancia en el continente helado visitamos diferentes bases antárticas: argentinas, británicas, ucraniana y, como no,  la española “Gabriel de Castilla”, en la Isla Decepción, donde el buque de la Armada española “Las Palmas” nos dio la bienvenida y participó en la Base en la  celebración de la ceremonia militar que conmemoraba nuestra visita ; y que después la Armada  publicó en su página web:



La dureza del clima antártico hace que su vegetación sea casi inexistente por lo que el paisaje es prácticamente homogéneo, como si de un desierto helado se tratase. Sin duda la presencia de vegetación marina, con una gran diversidad de hongos y algas, es lo más relevante.
La fauna es muy escasa en el continente pero no así en el océano que le rodea, cuyas aguas están apenas por encima del punto de congelación (-1,8ºC): grandes colonias de pingüinos de 18 diferentes especies, focas, leones marinos, ballenas jorobadas y ballenas azules que llegan a medir 32 metros de longitud alcanzando 85 toneladas de peso, y a veces más, siendo el mayor mamífero que existe y haya existido en el planeta.


Colonia de pingüinos en Port Lockroy.

La combinación de temperaturas extremas, los fuertes vientos reinantes, el más que frecuente y temible estado de la mar, y la circunstancia de que durante el invierno los hielos avancen congelando el mar colindante hasta alcanzar 30 millones de km2 de superficie de continente helado, nos hizo sentir que la naturaleza reclamaba lo que le pertenecía: su espacio.


Pingüino haciendo guardia de centinela. Puerto Yankee.

La apasionante emoción de la aventura diaria junto a la salvaje armonía de la naturaleza en su estado más puro es lo que podría definir la esencia de la Antártida, quizás el continente más hermoso y solitario del planeta.


Leones marinos de siesta. Ensenada Neko.

Puedo asegurar que ha sido la experiencia más intensa que haya podido sentir en mi vida, tan solo igualable a la paternidad, ya que en la mar también me sentí trascender.

Clipper Europa  en navegación desde el botalón de proa.


Iñigo de Samaniego Conrado.




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